"Nada ve el hombre con más frecuencia que la muerte"
escribía el clásico, y nada olvida el hombre con más frecuencia que la muerte.
Esto nos sucede a todos, pero sin duda que más a quienes tocan y viven en el
poder.
Por eso la lección de Benedicto XVI es tan inconmensurable, y por
eso me apetece hoy hablar de ella. Hace mucho tiempo que no he visto en un solo
gesto callar tantas bocas y ser tan buen ejemplo para los demás.
Vivimos en una época compleja, en la que da miedo perder posición
y poder. Por la inestabilidad del entorno, por miedo no volver a encontrar
acomodo, por no querer perder capacidad de mandar y decidir, y porque el poder
proporciona riquezas y bienes. Y esto es cuando hablamos de un poder local,
reducido, inexistente para el común de los mortales. Sin embargo aquí hablamos
de otra dimensión. Seguro que el Papa es una de las tres personas más famosas y
omnipresentes del mundo (¿quizás junto a Obama y Bill Gates?). De hecho la
noticia barrió cualquier actualidad en cualquier rincón del mundo. Todo quedó
en un segundo plano y su figura apareció en todas las portadas de todos los
medios de Oriente a Occidente. Hablamos por tanto de una persona muy poderosa.
También hablamos de una decisión no tomada por sus predecesores.
Desde el año 1415 (Gregorio XII) no se había vivido una renuncia por otro Papa…
casi 600 años!! No es por tanto una opción habitual, sino más bien todo lo
contrario.
Hablamos también de una persona admirada y querida en su entorno. El
arzobispo de Westminster y primado de
la Iglesia Católica en Inglaterra y Gales, Vincent Nichols, dice que
siempre ha admirado al Papa por su "gran coraje” y saber enfrentar cara
a cara los problemas. De su riqueza intelectual
todos hablan; Rouco Varela hace años manifestó que seguramente no hay figura
como él: “nos sentíamos seguros e iluminados por su riquísimo magisterio”. Esta
admiración y respeto también venía de quienes están enfrente. El líder
protestante ha declarado: "Es un gesto valiente. Podría haberse mantenido
en el puesto, aunque no tomase muchas decisiones, pero ha preferido dejarlo,
que es lo correcto". Sí sí, lo correcto, pero antes no lo había hecho
nadie desde tiempo inmemoriales. Otro líder de la iglesia evangélica dice: "marca
un hito positivo y favorable para la Iglesia Católica". El Gran Rabino de
Israel, Yona Metzger, dijo que “durante su periodo hemos tenido las mejores
relaciones históricas entre la Iglesia y el Rabinado, y esperamos que con su siembra
esta tendencia perdure".
La actualidad está falta de ejemplos y modelos de conducta, y yo
no podía dejar de destacar un acto que nos enseña a todos un camino. Hablamos
en breves líneas de una persona tremendamente
famosa, con la oportunidad de ejercer un gran poder sobre los demás, es un
personaje mundialmente reconocido, amado por sus seres cercanos, muy respetado
por quienes piensan diferente, y que podía seguir una tendencia de perpetuarse
en el poder como todos hicieron anteriormente. Una décima parte de todo esto
hace que cualquier mortal ponga todo su esfuerzo y medios a su alcance para no
perder su cuota de poder alcanzado, y este hace todo lo contrario… ¿por qué?
Pues en mi opinión, precisamente por el compromiso con la posición
que ocupa, y por la humildad al no reconocerse ya capaz de responder a la
exigencia de su puesto dando el 100%, que entiende que es el mínimo exigible.
Es un ejemplo brutal, un aprendizaje bestial de que hay que ser un
poco más humilde y entender esta vida como un camino que se hace para hacer con
y por los demás. No hay duda, retirarse a tiempo es un acto de respeto consigo
mismo y de consideración con los demás. Retirarse de un puesto o de una posición de poder. traslademos el ejemplo a la incapacidad de delegar o de dar oportunidades a nuestro equipo de colaboradores, sólo por preservar el dominio. Lo contrario, esperar a que los demás
se sientan saturados con tu presencia, que sientan que tu aporte dejó de ser
valioso, que quieren ver nuevas caras, escuchar nuevas ideas, no sólo es
imprudente sino que incluso te expone a perder el reconocimiento por las cosas
buenas que hayas hecho. Me da igual que creas o que no creas, que seas crítico con
la Iglesia o que te igual su sola presencia, pero siempre hablamos de modelos
de conducta, de ejemplos a seguir. De los Viktor Frankl, Ben Carson, Einstein,
Gates, Lao Tse, Madre Teresa, Narayanan Krishnan , Tony Meléndez, … qué tal
añadir el nombre de Joseph Aloisius Ratzinger a la lista? Por si te animas, te
adjunto este enlace para que conozcas un poco mejor a la persona, más allá de
la opinión pública. O mejor dicho, la opinión publicada.
Hola Javier,
ResponderEliminarestoy de acuerdo contigo en que, por desgracia, retirarse no es algo que parezca estar a la orden del día, al menos en nuestro país (por suerte para nuestros vecinos, esto no es así en todos lados), y sigue siendo algo que agradecer cuando no te ves con fuerzas o capacidad de representar el apepl para el que has sido elegido, aunque con todos los respetos, lo que ha hecho este papa a mí no me parezca tan admirable, como no debería serlo hacer lo que se debe o te dicta la conciencia.
El hecho que este sea el primer papa en renunciar en seis siglos quizás tenga que ver con el también hecho¨de haber sido el cuarto papa más longevo de la historia, casi empatado con el tercero, Clemente X, a falta de 20 días. Lo habitual han sido siempre papas que fallecieron sexagenarios o septuagenarios, mientras que este papa incluso ha superado ya en dos años a su antecesor.
Cuanto más avanza la historia y con ella la ciencia, muchas veces maltratada por la Iglesia, mayor esperanza de vida del hombre (santo o no), pero también más merma su capacidad intelectual en los últimos años de su vida. Este papa ha hecho lo que debía, a mi parecer. Necesitamos dirigentes, en todos los ámbitos, capaces de dirigirnos. Si no lo son, para eso existe la dimisión.
Espero que no te haya molestado mi comentario. Siento curiosidad de saber quién le sucederá, y cómo nos afectará a todos, católicos y no católicos.
Un abrazo.
Hola Nemo,
ResponderEliminarNada de molestarme, antes bien todo lo contrario. Gracias por leérme, y gracias por aportar tu opinión. Hablar de la Iglesia y las personas que la dirigen siempre provoca debate, y lo mínimo es ser tolerante y respetar las ideas ajenas, siempre que sean a su vez respetables por supuesto. El objetivo de esta entrada era usar el ejemplo de un dirigente de ese calibre como modelo de conducta en la decisión de abandonar un cargo cuando uno ya no ve capaz, por cuestiones físicas o de otra índole. Un ejemplo a seguir e imitar. Gracias. Un abrazo.