martes, 23 de octubre de 2012

Mens sana in corpore.... así así

En una conversación con un empresario que cogió cierta confianza conmigo, me confesaba que sospechaba que su mujer podía tener un amante. "No sé Javier, la veo arreglarse más de la cuenta, parece feliz, y hace años que no la veía así". Esto me lo contaba desde su calva, sus cuarenta kilos de más, y su adherente olor a puro habano. "¿Tú que piensas?" me preguntó al fin. Y la verdad es que respondí lo que se me vino a la cabeza en el primer instante. "¿Cómo que crees? Seguro que tiene un amante! ¿tu te has visto?".
 
Aunque no hace falta ser excesivos, y ya sabemos que vivimos en la era de los excesos, una de las claves para mantener una vida equilibrada es cuidar la carcasa y el motor. La vida nos la da Dios, pero la salud no hay que ponerla sólo en sus manos.  Esto de mezclar la Fe para justificar tantas ganas de trabajar y perderse el resto de la vida no vale. Otro profesional que conocí con mucho agobio laboral me dijo que creía que Dios le pedía más, y le contesté que Dios seguro que le pedía menos, y que el más se llama ansiedad. Directo al Ataúd que diría Carlos Andreu. Para predicar con el ejemplo, fundamentalmente estoy haciendo dos cosas: seguir con mi gran pasión deportiva, el baloncesto, y desde hace un año me estoy dedicando al solitario deporte del footing, jooging, tracking, ... o sea a correr.
 
Lo primero es que me pierde. Llevo el baloncesto en la sangre y soy de los pocos que en esta ciudad tan futbolera sigue al pobre Baloncesto Cajasol, que deambula entre fusiones de Cajas y Banco intentando sobrevivir. Y desde el año pasado lo gozo de una manera especial. Me ficharon los Old Stars. Suena bien eh? Una panda de veteranos que pasaron los 40 hace ya algún tiempo y que se resisten a creer que esa cifra significa algo. Es impresionante. El año pasado jugamos dos ligas y perdimos todos los partidos... menos el último! no veas qué juerga. Y no veas la cara de los que perdieron contra nosotros. Tiene que doler que te ganen unos viejetes que te doblan la edad y podrían ser, perfectamente, tus padres. En los partidos, cuando estoy en el banquillo, tengo la extraña sensación visual que, respecto al equipo contrario, nosotros vamos a cámara lenta. Y no es eso, es que el cuerpo ya no responde a determinadas órdenes del cerebro. Pero es una gozada, y de las grandes. No sabes lo bien que sienta prepararte para el entrenamiento, los partidos, la cervecita de después,...
 
Lo otro es un poco más por obligación. Insisto, hay que cuidarse. Como acicate, me apunto de vez en cuando a alguna carrera popular, de las de 10 kms. en adelante. Y claro, para no hacer el ridículo hay que correr varias veces a la semana. Generalmente justo antes del baño de los niños, casi al anochecer, y a veces después. No sumo esta actividad a mis tareas habituales, le resto al tiempode  esas tareas esta actividad, que es "impepinable". Si lo hiciera con el tiempo que me sobrase, nunca lo haría, porque consideraría que nunca me sobra. Lo que más me gusta es el reto personal, lo bien que me siento cuando llego a casa, y sobre todo lo que me permite estar un rato solo conmigo. Entre el trabajo, y tanto alboroto infantil en casa, es un espacio breve pero muy agradecido. 
 
Anímate anda, no seas vago. Recuerda como dice Carlos que se casaron contigo entre otras cosas por tu cuerpo Danone, y con el tiempo lo has convertido en un cuerpo Navidul. Eso no vale. No me enrollo con las virtudes de estar más o menos en forma (y bien alimentado), eso ya lo sabes. Si tienes algún complejo vinculado a lo extraño que te sientes con un chandal o con tu estilo en carrera, recuerda, como dice Phoebe en el video de más abajo, la gente te ve sólo durante un segundo....
Pero es que si no, ¿verdad que cuando no hacemos trabajar al cuerpo nada de nada cuesta hasta pensar? Así nos va.  
 
 
 

lunes, 15 de octubre de 2012

Como en casa en ningún sitio



Este fin de semana tres matrimonios amigos nos unimos para almorzar. Tienen un gran jardín, con lo cual por una vez pudimos charlar un buen rato con los niños a la vista, pero no peligrosamente cerca. Entre el postre y el gin tonic se inició una interesante conversación que comenzó sobre las dificultades del mundo laboral de hoy día, y que derivó sobre el papel de la Familia en la sociedad actual. Para alguno de los presentes, la familia estaba condenada a perder su papel relevante como célula social, y afirmaba que eso no significaba  más que una evolución natural  de los acontecimientos, y del propio ser humano. La familia, seguramente, estaba condenada a la desaparición. En este tipo de tertulias de café se suelen decir bastantes tonterías por parte de todos los presentes (sobre todo a partir del primer gin tonic), pero la verdad es que tengo que decir que, sin pretenderlo, tuvimos más o menos un par de horas de conversaciones con calidad. Me gustó estar allí, poder escuchar y poder decir algo. Además, por la experiencia y la variedad de las profesiones presentes (Medicina, Ingeniería, Pedagogía, Empresariales,... incluso un tío que se dedicaba a dar cursos de habilidades en empresas) , había una diversidad muy enriquecedora. Como debe ser, hubo disparidad de criterios, y me quedé con el run-run de esa afirmación que se hizo y que antes reseñaba: a lo mejor, con el tiempo, la familia como la entendemos desaparece del todo... casi nada, oiga. 
 
Desde entonces pensé que podía hablar este lunes de la familia, de su enseñanza para el desarrollo profesional, y de lo que nos perderíamos si se acaba ése germen de casi todo. Aunque alguno, como no recuerdo qué pensador, reduce una familia a un conjunto de personas que se reúnen aldedor de una lavadora, yo sigo firmemente convencido de que  la familia es la gran esperanza de las sociedades sin esperanza. Ha sido, es y será una pieza básica que dará respuesta a todas las crisis que vivimos en estos tiempos.

Lo primero es que no creo que ese fin esté tan cercano. No creo que la familia esté tan en crisis. Sí es cierto que ha evolucionado, se ha adaptado a los nuevos tiempos, pero ahí está, presente, cuando se le necesita.  Si no fuera así ¿qué hubiera pasado con esos jóvenes y no tan jóvenes que no tienen trabajo? Han encontrado en su familia el encuentro, solidaridad, comprensión, ayuda, entrega, cariño… que necesitaban.
 
Como Escuela para el lugar donde pasamos la mayor parte de nuestra vida entre los 25 y los 65, nuestra vida profesional, encontramos en la familia un modelo de enseñanza continua. Por ejemplo:

Liderazgo:  la familia es una continua enseñanza del concepto de liderazgo. Es una sociedad natural gestionada por dos lideres, que juegan un papel esencial en la formación de los hijos. Y que hacen estrategia, táctica y práctica operativa para dotarles de unas profundas raíces y unas grandes alas. Raíces, con valores, que den sentido a su vida. Alas, para volar en libertad. No hay nada más importante que formar a seres humanos para que sepan ser  libres, es el mayor don al que se puede aspirar.

Gestión del tiempo: es importante considerar que como progenitores hay que gestionar varios frentes: mi propia persona, a mi pareja, a mis hijos y a mi familia (propia y política). Todo esto requiere un gran equilibrio y conocimiento personal. El punto de partida siempre es conocerse mejor: cuáles son mis miserias y cuales mis grandezas, y cómo afectan a todo mi entorno familiar.
 
Gestión de las relaciones:  La convivencia humana no es nada fácil por eso es tan importante la empatía. Ser consciente de que solo cuando te pones en el pellejo del otro, es posible entender determinadas reacciones y comportamientos. Y esa palabra mágica, el perdón ¿pedimos perdón lo suficiente? Con propósito de enmienda, ayuda tanto a solucionar conflictos...

Aprendizaje continuo: En la familia ha de ser una constante. Pensar qué momentos han sido los mejores y cuáles los menos buenos. Profundizar en el por qué, y sacar lecciones prácticas de las que aprender. Todo es aprendizaje. Lo bueno y sobre todo lo malo, enseña. Lo único que hay que hacer es ser consciente de la razón del error, apredenr a sufrir como nos enseñó Viktor Frankl, y tener la madurez necesaria para reconducir situaciones.

Diseñar el futuro: Solo el que sueña puede llegar al éxito. ¿Cómo quiero que sea mi familia en el futuro?  y analizar qué barreras lo impiden. No se puede conseguir un objetivo si antes no se ha soñado. El ideal, poco a poco, se puede ir convirtiendo en realidad. Mejor dicho, el ideal con su dosis de realidad es el mejor diseño de un futuro, el que tú quieras.

Compañerismo-Comunicación: Hay que dejarse ayudar. Ya sabemos que en todos nosotros hay una “zona ciega”, que el de enfrente ve con facilidad pero que yo no soy capaz de ver. Esa retroalimentación constante es comunicación constructiva. En mi sociedad, encontrar el defecto susceptible de mejora es una gran oportunidad para gestionar el cambio. Cambiar es el principio de los triunfadores. Y el arte de escuchar.
 
Y por último, pero no menos importante, recordando aquel proverbio árabe, un día sin una sonrisa es un día perdido. Si no hay alegría en tu familia no la tendrás en ningún lugar. 
Y sí, alegría con tu suegra incluida.   


martes, 9 de octubre de 2012

Todo llega y todo pasa

Perdón, porque me he retrasado unas horas esta semana en publicar mi entrada. La excusa es que tenemos al pequeño Antonio malito, y entre idas y venidas al médico, y coordinación logística del resto del personal, hemos tenido un lunes ajetreado. Y además de resaca. La mujer de la que hablaba en mi anterior post me organizó un fin de semana sorpresa de Aniversario en París con nuestros mejores amigos y padrinos del ahora convaleciente Antonio.
 
Nada menos que seis meses hace que Susana empezó a organizar el plan. Y después, aunque ha sido muy bien aprovechado, todo se va en un suspiro. Todo llega y todo pasa. Es una frase que últimamente recitamos mucho, y que nos ayuda a ver lo bueno y lo malo con cierta perspectiva. Para situarnos en este mundo, es bueno que entendamos nuestros éxitos y fracasos como un camino obligado de vida. Y ése camino, además de temporal, es importantísimo.
 
Nuestra relación con la vida y con las cosas puede llevarse a cabo desde varias perspectivas. Hay personas que devoran la vida, es esa expresión que tanto se oye de voracidad humana. De entrada suena atractivo, lo relacionamos con con una actividad espontánea y eléctrica que nos lleva a tragarnos las cosas y a vivir cientos de aventuras. Pero que conlleva el error de entender que las cosas nos pertenecen, son nuestras y podemos usarlas a nuestro antojo. Y detrás de las cosas van las personas. La clave de todo esto es que, entonces, se pierde la idea de la dignidad de esas cosas y de esas personas, y las situamos por debajo de nosotros. Da igual que queramos un coche u otro, una casa que otra, un empleado que otro, una pareja que otra. Se tratan los objetos y las personas como hechos en serie, para nuestro disfrute y uso momentaneo. No nos preocupamos por ellas, no sabemos lo que les pasa, y no nos importa lo más mínimo si se estropean porque se pueden sustituir por otras semejantes que cumplen el mismo papel. Se convierten en basura.
 
Otra cosa, infinitamente más recomendable, es respetar las cosas y personas con las que nos encontramos y relacionamos. De entrada, aceptamos su dignidad: las humanizamos. Respetamos su modo de ser y para lo que están. Las cuidamos. Y si se deterioran, las reparamos. En la casa de mis padres, y en otras muchas, se intentaba consumir todo el pan y no tirarlo a la basura. Y si se tiraba, era costumbre besarlo. Quizás no sea pecado, pero sí una falta de sensibilidad despilfarrarlo y tirarlo en buen estado, sobre todo con la conciencia de las necesidades del mundo, del cercano y el lejano. El pan tiene su dignidad. El hecho de que ahora se fabrique en cantidades industriales y sea muy barato no se la quita: no debe ir a la basura.
¿Y si cambiamos la palabra pan por personas?.
 
Este fin de semana relámpago me ha recordado lo afortunados que somos, todo lo que tenemos.  Es fácil decir qué poco ha durado, que no he podido ir a buen restaurante, o que, mejor que en el apartamento que nos prestaron, podía haber estado en un buen Hotel. Pero eso me llevaría a una despreciable instaisfacción. Para vivir bien, hay ser decidido y entrenarse en poner límites a los deseos de ganar, de tener más, al capricho de comprar, al afán de apartentar. Hay que proponerse, y conseguir, un estilo de vida más agradecido, más respetuoso, y más sobrio. A fin de cuentas todo es temporal menos la dignidad humana.  
 

miércoles, 3 de octubre de 2012

Una mujer

Hola Susana, me preguntabas por qué no había publicado este lunes ninguna entrada en el blog. Mujer, esta semana tenía que esperar un par de días más, para que coincidiera con el día de hoy, con nuestro Aniversario. Seguro que hay por ahí algún intruso que lee estas breves palabras que te dedico, buscando las otras cosas de las que hablamos habitualmente. Que sepa que hoy esta entrada es sólo para ti.
 
Y lo único que quiero hacer es darte las gracias. Gracias por haberte casado conmigo. La más bella entre las bellas me eligió a mi, un simple ser humano, o mejor dicho un ser humano muy simple, que tiene la suerte de poder contemplar más veces que nadie tu esplendorosa belleza. Gracias por ser una mujer discreta, que no busca destacar cuando entras, que quiere pasar desapercibida, aunque no puedes, entre el tumulto. Gracias por darnos tanto, por ser un volcán de generosidad cada día, de entrega, de sacrificios, de trabajo, que agota cada segundo del día en dar a los demás todo lo que puedes, y un poco más. Gracias por hacer todo lo que esté en tu mano por mi, eres capaz de hacer que el día no comience si aún no he despertado. Le pedirías al sol que reparara en mi ausencia y que me esperase. Gracias por querer a mis padres, por quererlos como padres, y a estas alturas de la vida, enseñarme a buscarlos como amigos, a encontrarlos, y en estos momentos que vivimos, construir con ellos momentos y recuerdos que no olvidaremos. Gracias por ayudarme, por impulsarme, por hacerme creer en mi más de lo que nunca pude creer, por exigirme, dibujar conmigo este camino profesional que estamos recorriendo juntos. Gracias por los hijos que me has dado, por la familia que hemos creado, que se cimenta y descansa en ti, por ser el motor de esta casa. Gracias por tu Fe, tan firme, tan cercana, por hablarle a la Madre como si fuera una madre, por recordarme por lo que existo, y que la Ayuda está cerca. Gracias por inventar cada día nuevas ideas, nuevos proyectos, por ser espontánea e impulsiva, porque cada día contigo es una aventura de la que siempre, siempre, sacamos algo nuevo y bueno. Y sobre todo, y por último aunque no en último lugar, gracias por tu humildad, de la que tanto aprendo, por ser tanto y dar tanto cada día, y sin embargo al final, en el epílogo de la jornada, en la intimidad de nuestra habitación, de nuestro refugio, examinarte, y apenarte, por no haberlo hecho mejor, por no haber sido más cariñosa, por no haber dado un poco más. Cómo voy a conformarme, cómo podría ser soberbio, cómo no voy a exigirme, cómo podría atreverme, si Dios te puso a mi lado para enseñarme el significado de la palabra Amor.
 
Nos queda mucho que aprender, mucho por hacer. La fuerza para ése camino eres tu. Así que ya sabes, cuidate mucho que te necesito. 
 
Qué te parece si compartimos con los intrusos la canción que Ismael nos compuso al conocer nuestra historia, y que durante sólo unos breves minutos nos acordemos de la suerte que tenemos por tener a nuestro lado, tan cerca, nuestros tesoros. Por muchas riquezas que busquemos fuera, todo es vano. En realidad, al final, todo acaba y todo empieza en ti.
 
Te quiero.
 
 
Y para los que no tengan Spotify (ya va siendo hora...) : http://youtu.be/z0NsYiOIJpM