lunes, 24 de diciembre de 2012

Nada está escrito -Relato de Navidad-

Cada Navidad aspiro a escribiros un breve relato para felicitaros a todos estas Fiestas, y agradeceros que estéis ahí, no ya cerca, sino dentro de mi, leyendo mis pensamientos.
 
"Más o menos a partir del 20 de noviembre, el aspirante a escritor comenzaba su relato de Navidad. Y aproximadamente en los albores de la Nochebuena conseguía finalizarlo. Dudaba mucho, y por eso tardaba tanto en redactarlo. Escribía y borraba, reescribía y volvía a borrar. Y así, inventando y reinventando, apuraba hasta la Fecha en que lo presentaba en sociedad, a través de su blog, a los pocos lectores que le seguían con atención y cariño. Lo curioso es que sus relatos tenían siempre el mismo hilo conductor: el escritor se convertía en protagonista, y protagonizaba el cuento comenzando siempre de la mima forma. Amanecía cada mañana al conectarse la radio-alarma de su habitación con la relamida voz del locutor de siempre, que le daba los buenos días con las malas noticias de cada mañana, y con las maravillosas ofertas de la Semana Fantástica de El Corte Inglés. Siempre era 24 de Diciembre. Y siempre salía a la calle a pasear, y por casualidad conocía en un café a una chica solitaria que le invitaba a sentarse con ella y charlar de libros o de cine, de penas vividas, y futuro incierto. Poco a poco, el amor surgía, y a partir de ahí inventaba un nudo y final diferente, casi nunca feliz, porque decía que no le salía, en el futuro de la pareja.     
 
El experimento de nuestro inventor no consistía sólo en escribir. Lo curioso era que intentaba después vivir la historia creada. Cada día mañana del día de Nochebuena, tras publicar su relato, salía de casa después de desayunar escuchando al periodista radiofónico de siempre. E imitando a su personaje, salía a deambular por la calle buscando en algún café alguna hermosa y misteriosa desconocida.
 
Suele ocurrir que la realidad es bien distinta, y en dos ocasiones los municipales lo detuvieron por acoso, cuando él sólo insistía en compartir sus gustos con aquellas jóvenes sobre el autor que estaban leyendo. Una vez Eduardo Mendicutti, la otra vez Blasco Ibáñez. En otra ocasión el marido de la mujer que estaba sentada sola apareció de improviso, regresando de pagar la cuenta, y nuestro amigo tuvo que salir pitando ante las terribles amenazas que vociferó aquel energúmeno. La vida no es sueño, y él seguía sólo, observando con envidia a las parejas que junto a él pasaban con las manos entrelazadas, y compartiendo en susurros viajes futuros por vivir.
 
Por eso, tras varios inviernos de desengaños, y siempre triste y sólo, escuchó el consejo de un buen amigo que le habló mientras dormía, y decidió cambiar de estrategía. El 20 de Noviembre por la mañana se despertó en compañía de la voz de siempre, desayunó con apetito y salió a la calle. Fue a la papelería de su barrio y compró un papel de con más grosor, de 120 gramos y buen gramaje, con tacto rugoso. Era un poco más caro que el de costumbre, pero la historia merecía la pena. Regresó a casa, cerró la puerta del despacho aunque vivía solo, se sentó en su escritorio, ... y guardó el papel en blanco en la carpeta donde encerraba todos los relatos anteriores, sus vidas pensadas, anheladas pero no vividas. 
 
Unos meses después, en la mañana del día de Nochebuena, se despertó en compañía de la voz de siempre, desayunó con apetito y salió a la calle. Era una mañana fría y soleada. Paseando sin rumbo, encontró un café que no había visto nunca antes, y eso que estaba cerca de casa, pero pensó que no le apetecía tomar nada, así que siguió deambulando. Al rato, quiso descansar y se sentó en el banco de un parque, frente a un Portal de Belén que habían montado los de la parroquia, abrió el libro que llevaba, y se puso a leer. No se dio cuenta que junto a él estaba sentada una chica rubia, de intensos ojos verdes, que casualmente estaba leyendo el mismo libro que él. El Hombre en Busca de Sentido, de Viktor Frankl. Ella giró la cabeza, y al darse cuenta de la coincidiencia le sonrió. "Me lo han recomendado en un curso que di hace unos días, y lo estaba empezando ahora". Él solo sonrió, y le tendió la mano mientras se presentaba".
 
Feliz Navidad

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