No
voy a ser infiel a mis criterios. Ya os dije que para mí el año comienza al
inicio de cada curso, o sea al final del verano. En ese momento, tras el
merecido descanso estival, vamos calentando motores y nos disponemos a
conseguir los objetivos que en algún momento de reflexión durante todas esas
horas "muertas" que podemos tener en agosto hemos diseñado y ordenado
por orden prioridad.
Dicho
esto, sí es cierto que en los albores del nuevo año, va siendo hora de ponerte
a pensar si los proyectos planteados van tomando forma y el camino se va
andando. Si vas siendo capaz de lograr el éxito en aquellas cosas en las
que querías triunfar.
La
semana pasada, en uno de los entrenamientos del equipo de minibasket (11 años)
en el que soy flamante entrenador, nos paramos a charlar un rato para
plantearnos los objetivos que nos planteábamos al inicio de la segunda vuelta
del campeonato. En ese momento, en nuestra Liga íbamos sextos de ocho equipos participantes.
Uno de los primeros chicos que se animó a participar dijo: “Ganar todos los
partidos que nos quedan”, otro señaló a continuación, “aunque no ganemos todos,
yo quiero ser el máximo anotador del equipo”, otro planteó otro fin
radicalmente distinto “¡seguir pasándonoslo bien!”, y a continuación Carlos
dijo “quedar quintos al final de la Liga”.
Uno
de los problemas que sufren la mayoría de las Organizaciones es lo que podríamos
llamar “la falta de definición del éxito”. Se caracteriza por la obsesión de
alcanzar el éxito… sin tener en cuenta que significa cosas diferentes para cada
uno.
La
sensación de haber alcanzado el éxito es un sentimiento interior que no siempre
se produce al haber alcanzado los objetivos. Y si no lo tienes, es porque esos
objetivos te los habían planteado otros, o no creías en ellos, o no supiste
compaginarlos con los tuyos. Hay empresas que simplemente miden el éxito en
relación a cuánto más dinero ha ganado el Presidente. Cuanto más beneficio, más
éxito ha tenido. Por esta regla de tres, el éxito para cualquier empresa es
venderla por la mayor cantidad de dinero posible.
Antes
de plantearnos qué objetivos queremos conseguir, deberíamos pararnos y
reflexionar sobre qué es realmente el éxito para nosotros, algo que irá muy
unido a nuestros valores, principios y necesidades…. ya que existen muchas
definiciones de éxito. No te plantees metas por imitación o por moda social.
Por poner unos ejemplos, estas son las razones que me contaron en una ocasión
que podían mover a un emprendedor a plantear crear su propia empresa:
1. Montar un negocio
que le deje tiempo libre y calidad de vida.
2. Montar un negocio
que mejore la sociedad
3. Montar una empresa
rentable con fondos propios y crecer de forma lenta pero segura.
4. Conseguir una inversión
externa para crecer.
5. Crear una empresa
para venderla.
Ojo,
todas son respetabilísimas razones para crear una empresa, independientemente de
que te sientas más o menos identificado con alguna de ellas.
Lo
mismo pasa con tu carrera y tu futuro profesional. Antes de plantearte cosas
como “hay que irse fuera de España porque todo el mundo se va”, o “Voy a
especializarme en este campo porque hay muy poco paro y tengo el trabajo casi
asegurado", pregúntate ¿Qué es para ti el éxito?, ya que la definición debe
condicionar completamente tu estrategia.
Por
si te sirve de algo, los tres criterios que a mí me han ayudado siempre a
diseñar mis metas desde el ámbito profesional son estos:
1.-
Trabajar en un proyecto que me guste, despierte mi curiosidad por mejorar y me
divierta,
2.-
Desarrollar un proyecto profesional que me permita ganar una cantidad de dinero
proporcionada para mantener mi posición familiar y social, de forma modesta
pero suficiente,
3.-
Tener un trabajo a través del cual pueda aportar algo de influencia para
intentar transformar un poco este mundo y hacerlo mejor.
Los
que ya me conocéis sabéis que he tomado algunas decisiones en mi vida
profesional que algunos no entenderían a partir de otras prioridades, lo que
pasa es que haciendo lo que hago me lo paso genial, tengo la motivadora
permanente sensación de que me queda muchísimo por aprender, y gente
interesantísima aún por conocer, así que cualquiera me hace cambiar de opinión.
Si
te sirve, ahí lo llevas. Eso sí, se tú el que te marques tus objetivos, bien
aconsejado por quien te puede aconsejar bien, y con algo más de cinco minutos
de reflexión interior. Pero que no sean otros los que te impongan la hoja de
ruta de tu vida, porque te estarán planteando las cosas desde su perspectiva,
no desde la tuya.
Buen
viaje.
PD:
Por cierto, el objetivo que nos marcamos en el equipo fue quedar cuartos y que
todos jugaran una media de minutos equilibrada. Y este sábado pasado ¡ganamos
40-16 a los segundos de la clasificación! Creo que vamos por buen camino…
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