lunes, 24 de diciembre de 2012

Nada está escrito -Relato de Navidad-

Cada Navidad aspiro a escribiros un breve relato para felicitaros a todos estas Fiestas, y agradeceros que estéis ahí, no ya cerca, sino dentro de mi, leyendo mis pensamientos.
 
"Más o menos a partir del 20 de noviembre, el aspirante a escritor comenzaba su relato de Navidad. Y aproximadamente en los albores de la Nochebuena conseguía finalizarlo. Dudaba mucho, y por eso tardaba tanto en redactarlo. Escribía y borraba, reescribía y volvía a borrar. Y así, inventando y reinventando, apuraba hasta la Fecha en que lo presentaba en sociedad, a través de su blog, a los pocos lectores que le seguían con atención y cariño. Lo curioso es que sus relatos tenían siempre el mismo hilo conductor: el escritor se convertía en protagonista, y protagonizaba el cuento comenzando siempre de la mima forma. Amanecía cada mañana al conectarse la radio-alarma de su habitación con la relamida voz del locutor de siempre, que le daba los buenos días con las malas noticias de cada mañana, y con las maravillosas ofertas de la Semana Fantástica de El Corte Inglés. Siempre era 24 de Diciembre. Y siempre salía a la calle a pasear, y por casualidad conocía en un café a una chica solitaria que le invitaba a sentarse con ella y charlar de libros o de cine, de penas vividas, y futuro incierto. Poco a poco, el amor surgía, y a partir de ahí inventaba un nudo y final diferente, casi nunca feliz, porque decía que no le salía, en el futuro de la pareja.     
 
El experimento de nuestro inventor no consistía sólo en escribir. Lo curioso era que intentaba después vivir la historia creada. Cada día mañana del día de Nochebuena, tras publicar su relato, salía de casa después de desayunar escuchando al periodista radiofónico de siempre. E imitando a su personaje, salía a deambular por la calle buscando en algún café alguna hermosa y misteriosa desconocida.
 
Suele ocurrir que la realidad es bien distinta, y en dos ocasiones los municipales lo detuvieron por acoso, cuando él sólo insistía en compartir sus gustos con aquellas jóvenes sobre el autor que estaban leyendo. Una vez Eduardo Mendicutti, la otra vez Blasco Ibáñez. En otra ocasión el marido de la mujer que estaba sentada sola apareció de improviso, regresando de pagar la cuenta, y nuestro amigo tuvo que salir pitando ante las terribles amenazas que vociferó aquel energúmeno. La vida no es sueño, y él seguía sólo, observando con envidia a las parejas que junto a él pasaban con las manos entrelazadas, y compartiendo en susurros viajes futuros por vivir.
 
Por eso, tras varios inviernos de desengaños, y siempre triste y sólo, escuchó el consejo de un buen amigo que le habló mientras dormía, y decidió cambiar de estrategía. El 20 de Noviembre por la mañana se despertó en compañía de la voz de siempre, desayunó con apetito y salió a la calle. Fue a la papelería de su barrio y compró un papel de con más grosor, de 120 gramos y buen gramaje, con tacto rugoso. Era un poco más caro que el de costumbre, pero la historia merecía la pena. Regresó a casa, cerró la puerta del despacho aunque vivía solo, se sentó en su escritorio, ... y guardó el papel en blanco en la carpeta donde encerraba todos los relatos anteriores, sus vidas pensadas, anheladas pero no vividas. 
 
Unos meses después, en la mañana del día de Nochebuena, se despertó en compañía de la voz de siempre, desayunó con apetito y salió a la calle. Era una mañana fría y soleada. Paseando sin rumbo, encontró un café que no había visto nunca antes, y eso que estaba cerca de casa, pero pensó que no le apetecía tomar nada, así que siguió deambulando. Al rato, quiso descansar y se sentó en el banco de un parque, frente a un Portal de Belén que habían montado los de la parroquia, abrió el libro que llevaba, y se puso a leer. No se dio cuenta que junto a él estaba sentada una chica rubia, de intensos ojos verdes, que casualmente estaba leyendo el mismo libro que él. El Hombre en Busca de Sentido, de Viktor Frankl. Ella giró la cabeza, y al darse cuenta de la coincidiencia le sonrió. "Me lo han recomendado en un curso que di hace unos días, y lo estaba empezando ahora". Él solo sonrió, y le tendió la mano mientras se presentaba".
 
Feliz Navidad

viernes, 7 de diciembre de 2012

Vienen a toda mecha

Esta pasada semana me invitaron desde una Asociación Universitaria (Amicu) dar una charla a universitarios de últimos cursos de carrera sobre las oportunidades de empleo y desarrollo profesional que pueden encontrar en el mundo de los Recursos Humanos. Estuvimos dos tardes compartiendo ilusiones, conocimiento, experiencias e inquietudes, y también algunos miedos y sinsabores. A los jóvenes (permitidme la licencia de que hoy yo me considere en la franja "madurez") de hoy día les han dicho tantas veces que el mañana es más incierto que el futuro de Mourinho en el Madrid, que tienen que aprender a tragar ese pesimismo con sus lógicas y naturales ganas de comerse el mundo y soñar con sueños por cumplir. 
 
La rebeldía de estos chicos, al contrario que pasaba en mi época, es contra ellos mismos. Los primeros enemigos los tienen en casa: en la Facultad, en el pupitre de al lado, en la Delegación de alumnos, en el Sindicato de estudiantes, en el Rectorado, en el Decanato, ... en esos órganos polítizados de poder que están inmersos en conflictos de intereses que no piensan en su interés. Que el futuro es incierto, lo sé. Pero es que el futuro siempre lo ha sido, va con su propia definición. Tienen que luchar a lo largo de los cursos con mensajes del tipo: "Esto no te va a servir porque no hay trabajo para ti" o "Por más que estudies Económicas con suerte trabajarás de dependienta". Como anécdota, contaros que en la difusión del evento, que compartí en Facebook, una chica universitaria que no vino a la charla respondía con un breve mensaje a la convocatoría del evento. Amicu escribió: "te envitamos a una charla que puede ayudarte en tu futuro profesional". Ella contestó: "¿Futuro qué?.
 
No es esto, no es esto, que dijo Ortega y Gasset. No podemos estar minando la moral de quienes van a empezar la etapa más ilusionante de su carrera profesional. Dejadles que lo vivan, que se equivoquen, que luchen, que se lleven felicitaciones y pequeñas satisfacciones, que abran sus horizontes, que aprendan de los demás, ... que se hagan hombres y mujeres también en el trabajo. El lugar donde más tiempo van a pasar el resto de su vida, más o menos hasta los 67 años, es en el trabajo. Vamos a dejar que se crean útiles, porque no sólo lo son, además son imprescindibles, necesarios, para esta sociedad que en tantas cosas hemos construido los mayores de manera imprefecta. Nosotros, los que nacimos en la Democracia y por ejemplo confundimos el espíritu de servicio del Estamento Público con la despensa donde coger lo que nos antojase, y un poco más.
 
¿Sabéis cómo vienen? al menos los que conocí más sólidos que nosotros a su edad. Lo que no te mata te hace más fuerte. Qierían venir a la charla para saber más porque no están dispuestos a que nadie les amargue la fiesta. Quieren aprender, reflexionan muy bien, no se esconden detrás de ninguna masa y preguntan sin rubores ni vergüenzas. Quieren que les recomiendes lecturas que refuercen su formación humana. Y en algunas cosas son mucho mejores que nosotros, por ejemplo en no tener miedos a cruzar fronteras geográficas para alcanzar sus metas, y en sus capacidades tecnológicas.
 
Tienen mucho que mejorar. Siguen flojeando por ejemplo en el idioma, eterna asignatura pendiente de la mayoría y probablemente otra rémora heredada de nuestros mentirosos Planes de Educación. Pero aún así lo quiere paliar con meses de verano trabajando fuera de España o colaborando con ONGs allí donde puedan ayudar.
 
Estos son los jóvenes con los que pasé dos días y de los que aprendí muchísimo más que ellos de mi. A ver si les copiamos algo. No hace mucho leí un breve tweet de mi amigo Carlos: "Cada mañana, no seas el primero en dar la mala noticia que publican los medios".  Los que antes decidieron que éramos ricos y ahora han decidido que somos pobres no pueden fastidiarnos esto. Y la solución empieza por mi y por ti. En facilitar y no en dificultar, en mejorar lo que van a recibir y no en empeorarlo aún más, en pensar un poco más en los demás y un poco menos en nosotros. A ver si aprendemos de los jóvenes, tienen mucho que enseñarnos.
 

lunes, 19 de noviembre de 2012

Razón vs. Emoción


Días atrás impartí clase a un grupo de comerciales de una empresa que, como la mayoría, no lo están pasando especialmente bien. Por más que el talento, el esfuerzo y el tiempo se han puesto a disposición de los objetivos a conseguir, no se logra llegar a una situación que les permita respirar con cierta serenidad. La honradez del equipo es admirable. No dejan de intentarlo, y están abiertos, casi todos y empezando por su director, a nuevas ideas que puedan ayudar a mejorar la cosas. En general, se puede decir que van todos a una para revertir la situación.
Lo que pasa es que en este tipo de cursos, cuando rascas un poco más, encuentras entre los miembros del equipo, grietas por las que se filtran factores que condicionan sobremanera la capacidad personal de lograr un objetivo. Ya sabéis que trato de acercar a mis alumnos a conocer y comprobar las ventajas de trabajar con inteligencia emocional. Aunque ahora se habla de "inteligencia ejecutiva", "inteligencia comercial", y hace poco hasta encontré el término "inteligencia profesional basada en constelaciones familiares" (no es broma, lo prometo), la verdad es que basta acudir a Garner y Goleman para aprender las bases de una competencia profesional imprescindible hoy día.
A lo que iba, trabajando en un proyecto de futuro con este grupo, analizábamos las oportunidades que podrían presentarse con este nuevo trabajo desde la metodología de "los seis sombreros para pensar", de Edward de Bono. El método es mejor que bueno porque permite analizar desde una perspectiva común todos los datos del proyecto, las debilidades que tenemos para afrontarlo, las fortalezas en las que apoyarnos, lo que conseguimos si sale bien y las causas y consecuencias si no lo logramos. Pero hay una cosa más que sale en este tipo de dinámicas, y que frecuentemente obviamos cuando trabajamos, y es la importancia de las emociones. En este método, es el sombrero rojo. Es el sombrero de la emoción, la emoción de todas las personas involucradas en la decisión que se va a tomar. Además, es el sombrero de la intuición, de "lo que me dicen las tripas"... de eso que no se puede explicar. Por esta razón desde este sombrero no se argumenta, no se razona. Simplemente se conecta con lo que se siente.

La emoción es un aspecto importante, pues el ser humano es emocional por naturaleza. La intuición conecta con ese hemisferio derecho del cerebro que es capaz de proporcionarnos información muy valiosa, pero que muchas veces no podemos explicar. Un profesional en muchas oportunidades debe saber conectarse con esa emoción, con esa intuición, para decidir en forma acertada.
Pues bien, llegados a ese punto, y en un ambiente más relajado, la sorpresa para algunos (jefe incluido) fue cuando algunos de los presentes, desde la sinceridad más profunda, dijeron abiertamente, "de todas formas yo no me creo capaz de conseguir esto". Toma ya. Pídele a un profesional en apuros, además profesional de la venta, con las balas casi gastadas, que deben conquistar clientes, que se embarque en un proyecto complejo pensando que no lo va a conseguir. Es como si le pides a Rafa Nadal que juegue una final de Roland Garros musitando mientras calienta "voy a perder, voy a perder, voy a perder"... ¿qué pasaría? ¡¡Pues que perdería!!.
La ventaja de tener buenos profesionales es que saben reaccionar en los momentos importantes. El Director Comercial, un catalán con sangre gaditana, les dijo: "Gracias, gracias por ser sinceros. Si no lo hubierais sido, este proyecto, y con él la empresa, se hubieran ido a la porra seguro". Lógicamente, tras ése agradecimiento, les citó individualmente al día siguiente, para hablar con ellos.
Directores de personas. Ésa es la misión de un mando, dirigir personas con su carga de razón y de emoción. Yo apuesto por ellos, y por los jefes que se toman en serio el gobierno de las emociones.



 

lunes, 5 de noviembre de 2012

¿Animales de costumbres?



Somos animales de costumbres, generalmente ni cuenta nos damos de eso, pero diariamente seguimos una serie de rutinas que nos hace sentirnos seguros y cómodos. Sin embargo, la vida es exactamente todo lo contrario, un cambio continuo, constante. Hay personas a las que cualquier cosa que represente un cambio en ese ciclo les hace desequilibrarse y sentirse fuera de órbita. Se ven obligadas a modificar su ciclo si es necesario, pero las más de las veces no quieren hacerlo.
 

Es la manía contemporánea de buscar esa comodidad. Palabra maldita. Antonio solo tiene diez meses, pocos días más, y desde hace tres me ha dado una lección de la que de una vez por todas quiero aprender. Susana y yo nos quejábamos amargamente de la mamitis que este niño tenía. Cada noche lo metíamos en su cuna rezando porque nos aguantara unas horas, y sin embargo, siempre antes de que nosotros llegáramos al sueño reparador, ya nos estaba recordando que se había despertado. Buaaaaaahhhhhhhhhh!! Hala, ya se ha despertado. ¿Vas tu o voy yo? Y el niño a la cama. O sea, desastre de noche a la vista.
 

Mis ojeras estaban dejando de ser un atractivo rasgo casi imperceptible de madurez, y se estaba convirtiendo en dos horribles sombras de insomne perpetuo. Yo, y no solo yo, estaba viviendo en mis carnes los efectos negativos de no poder dormir ni un solo día seis horas seguidas. En los cursos siempre repito las palabras de Einstein, “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. ¿Y por qué no predicaba yo con el ejemplo? Seguramente por las cuatro primeras palabras de este post. Cuesta cambiar. Nos hemos pasado meses así, y por fin el otro día nos armamos de valor. Una vez que los mayores se acostaron, Susana y yo abrimos una botella de vino (teníamos además un disgusto que celebrar), diseñamos una táctica de la noche de batalla que nos esperaba y en la que esta vez no íbamos a claudicar, si el niño protestaba, había que aguantar. Buscamos los tapones para los oídos, nos pusimos pinturas de guerra, nos armamos de paciencia,… y acostamos a la fiera. Efectivamente, sólo una hora después, en pleno desenlace del capítulo de la tercera temporada de Mad Men que estábamos devorando (ya os hablaré de esto en otra entrada), el monstruo volvía a rugir, Buuuuuuuuaaaaaaahhhh!!!. ¡Ánimo! ¡Hay que aguantar! El tiempo empezaba a pasar… y a los cinco minutos de calló. Hasta las 7:30 del día siguiente no volvimos a saber de él. No me lo puedo creer. Ni yo cariño, ni yo. A la noche siguiente, sábado, se despertó a las 8:45. Y esta pasada noche el tío ha dicho a las 8:15 aquí estoy yo.


Entonces, ¡¿Por qué no lo hicimos antes?!! Pues por una razón muy simple. Hace un par de meses hicimos un primer intento y fue un pequeño desastre, estuvo más de veinte minutos llorando y no fuimos capaces de aguantar más. Y esa breve maña experiencia nos hizo acomodarnos en el pasado. En lo que tiene que cambiar.


Vaya lección me ha dado mi hijo. Si hay que cambiar se cambia. Hay que descongelar la situación anterior, y por mucho que temamos, más tarde o más temprano se volverá a recongelar. Sin dramas ni hecatombes. La vida es continuo cambio, y el éxito radica en tu capacidad de anticipación, o al menos adaptación. Si te das cuenta, las últimas conversaciones que has tenido con gente cercana han sido sobre cambios vividos, situaciones inesperadas que acaban de vivirse. Es la constante de nuestro existir, profesional y personalmente. Antonio duerme en su cuna como un lirón, y Susana y yo hemos recuperado la parte de nuestras vidas que corresponde a la noche.
 

Ya estamos planeando pasarlo de cuna a cama….

 

martes, 23 de octubre de 2012

Mens sana in corpore.... así así

En una conversación con un empresario que cogió cierta confianza conmigo, me confesaba que sospechaba que su mujer podía tener un amante. "No sé Javier, la veo arreglarse más de la cuenta, parece feliz, y hace años que no la veía así". Esto me lo contaba desde su calva, sus cuarenta kilos de más, y su adherente olor a puro habano. "¿Tú que piensas?" me preguntó al fin. Y la verdad es que respondí lo que se me vino a la cabeza en el primer instante. "¿Cómo que crees? Seguro que tiene un amante! ¿tu te has visto?".
 
Aunque no hace falta ser excesivos, y ya sabemos que vivimos en la era de los excesos, una de las claves para mantener una vida equilibrada es cuidar la carcasa y el motor. La vida nos la da Dios, pero la salud no hay que ponerla sólo en sus manos.  Esto de mezclar la Fe para justificar tantas ganas de trabajar y perderse el resto de la vida no vale. Otro profesional que conocí con mucho agobio laboral me dijo que creía que Dios le pedía más, y le contesté que Dios seguro que le pedía menos, y que el más se llama ansiedad. Directo al Ataúd que diría Carlos Andreu. Para predicar con el ejemplo, fundamentalmente estoy haciendo dos cosas: seguir con mi gran pasión deportiva, el baloncesto, y desde hace un año me estoy dedicando al solitario deporte del footing, jooging, tracking, ... o sea a correr.
 
Lo primero es que me pierde. Llevo el baloncesto en la sangre y soy de los pocos que en esta ciudad tan futbolera sigue al pobre Baloncesto Cajasol, que deambula entre fusiones de Cajas y Banco intentando sobrevivir. Y desde el año pasado lo gozo de una manera especial. Me ficharon los Old Stars. Suena bien eh? Una panda de veteranos que pasaron los 40 hace ya algún tiempo y que se resisten a creer que esa cifra significa algo. Es impresionante. El año pasado jugamos dos ligas y perdimos todos los partidos... menos el último! no veas qué juerga. Y no veas la cara de los que perdieron contra nosotros. Tiene que doler que te ganen unos viejetes que te doblan la edad y podrían ser, perfectamente, tus padres. En los partidos, cuando estoy en el banquillo, tengo la extraña sensación visual que, respecto al equipo contrario, nosotros vamos a cámara lenta. Y no es eso, es que el cuerpo ya no responde a determinadas órdenes del cerebro. Pero es una gozada, y de las grandes. No sabes lo bien que sienta prepararte para el entrenamiento, los partidos, la cervecita de después,...
 
Lo otro es un poco más por obligación. Insisto, hay que cuidarse. Como acicate, me apunto de vez en cuando a alguna carrera popular, de las de 10 kms. en adelante. Y claro, para no hacer el ridículo hay que correr varias veces a la semana. Generalmente justo antes del baño de los niños, casi al anochecer, y a veces después. No sumo esta actividad a mis tareas habituales, le resto al tiempode  esas tareas esta actividad, que es "impepinable". Si lo hiciera con el tiempo que me sobrase, nunca lo haría, porque consideraría que nunca me sobra. Lo que más me gusta es el reto personal, lo bien que me siento cuando llego a casa, y sobre todo lo que me permite estar un rato solo conmigo. Entre el trabajo, y tanto alboroto infantil en casa, es un espacio breve pero muy agradecido. 
 
Anímate anda, no seas vago. Recuerda como dice Carlos que se casaron contigo entre otras cosas por tu cuerpo Danone, y con el tiempo lo has convertido en un cuerpo Navidul. Eso no vale. No me enrollo con las virtudes de estar más o menos en forma (y bien alimentado), eso ya lo sabes. Si tienes algún complejo vinculado a lo extraño que te sientes con un chandal o con tu estilo en carrera, recuerda, como dice Phoebe en el video de más abajo, la gente te ve sólo durante un segundo....
Pero es que si no, ¿verdad que cuando no hacemos trabajar al cuerpo nada de nada cuesta hasta pensar? Así nos va.  
 
 
 

lunes, 15 de octubre de 2012

Como en casa en ningún sitio



Este fin de semana tres matrimonios amigos nos unimos para almorzar. Tienen un gran jardín, con lo cual por una vez pudimos charlar un buen rato con los niños a la vista, pero no peligrosamente cerca. Entre el postre y el gin tonic se inició una interesante conversación que comenzó sobre las dificultades del mundo laboral de hoy día, y que derivó sobre el papel de la Familia en la sociedad actual. Para alguno de los presentes, la familia estaba condenada a perder su papel relevante como célula social, y afirmaba que eso no significaba  más que una evolución natural  de los acontecimientos, y del propio ser humano. La familia, seguramente, estaba condenada a la desaparición. En este tipo de tertulias de café se suelen decir bastantes tonterías por parte de todos los presentes (sobre todo a partir del primer gin tonic), pero la verdad es que tengo que decir que, sin pretenderlo, tuvimos más o menos un par de horas de conversaciones con calidad. Me gustó estar allí, poder escuchar y poder decir algo. Además, por la experiencia y la variedad de las profesiones presentes (Medicina, Ingeniería, Pedagogía, Empresariales,... incluso un tío que se dedicaba a dar cursos de habilidades en empresas) , había una diversidad muy enriquecedora. Como debe ser, hubo disparidad de criterios, y me quedé con el run-run de esa afirmación que se hizo y que antes reseñaba: a lo mejor, con el tiempo, la familia como la entendemos desaparece del todo... casi nada, oiga. 
 
Desde entonces pensé que podía hablar este lunes de la familia, de su enseñanza para el desarrollo profesional, y de lo que nos perderíamos si se acaba ése germen de casi todo. Aunque alguno, como no recuerdo qué pensador, reduce una familia a un conjunto de personas que se reúnen aldedor de una lavadora, yo sigo firmemente convencido de que  la familia es la gran esperanza de las sociedades sin esperanza. Ha sido, es y será una pieza básica que dará respuesta a todas las crisis que vivimos en estos tiempos.

Lo primero es que no creo que ese fin esté tan cercano. No creo que la familia esté tan en crisis. Sí es cierto que ha evolucionado, se ha adaptado a los nuevos tiempos, pero ahí está, presente, cuando se le necesita.  Si no fuera así ¿qué hubiera pasado con esos jóvenes y no tan jóvenes que no tienen trabajo? Han encontrado en su familia el encuentro, solidaridad, comprensión, ayuda, entrega, cariño… que necesitaban.
 
Como Escuela para el lugar donde pasamos la mayor parte de nuestra vida entre los 25 y los 65, nuestra vida profesional, encontramos en la familia un modelo de enseñanza continua. Por ejemplo:

Liderazgo:  la familia es una continua enseñanza del concepto de liderazgo. Es una sociedad natural gestionada por dos lideres, que juegan un papel esencial en la formación de los hijos. Y que hacen estrategia, táctica y práctica operativa para dotarles de unas profundas raíces y unas grandes alas. Raíces, con valores, que den sentido a su vida. Alas, para volar en libertad. No hay nada más importante que formar a seres humanos para que sepan ser  libres, es el mayor don al que se puede aspirar.

Gestión del tiempo: es importante considerar que como progenitores hay que gestionar varios frentes: mi propia persona, a mi pareja, a mis hijos y a mi familia (propia y política). Todo esto requiere un gran equilibrio y conocimiento personal. El punto de partida siempre es conocerse mejor: cuáles son mis miserias y cuales mis grandezas, y cómo afectan a todo mi entorno familiar.
 
Gestión de las relaciones:  La convivencia humana no es nada fácil por eso es tan importante la empatía. Ser consciente de que solo cuando te pones en el pellejo del otro, es posible entender determinadas reacciones y comportamientos. Y esa palabra mágica, el perdón ¿pedimos perdón lo suficiente? Con propósito de enmienda, ayuda tanto a solucionar conflictos...

Aprendizaje continuo: En la familia ha de ser una constante. Pensar qué momentos han sido los mejores y cuáles los menos buenos. Profundizar en el por qué, y sacar lecciones prácticas de las que aprender. Todo es aprendizaje. Lo bueno y sobre todo lo malo, enseña. Lo único que hay que hacer es ser consciente de la razón del error, apredenr a sufrir como nos enseñó Viktor Frankl, y tener la madurez necesaria para reconducir situaciones.

Diseñar el futuro: Solo el que sueña puede llegar al éxito. ¿Cómo quiero que sea mi familia en el futuro?  y analizar qué barreras lo impiden. No se puede conseguir un objetivo si antes no se ha soñado. El ideal, poco a poco, se puede ir convirtiendo en realidad. Mejor dicho, el ideal con su dosis de realidad es el mejor diseño de un futuro, el que tú quieras.

Compañerismo-Comunicación: Hay que dejarse ayudar. Ya sabemos que en todos nosotros hay una “zona ciega”, que el de enfrente ve con facilidad pero que yo no soy capaz de ver. Esa retroalimentación constante es comunicación constructiva. En mi sociedad, encontrar el defecto susceptible de mejora es una gran oportunidad para gestionar el cambio. Cambiar es el principio de los triunfadores. Y el arte de escuchar.
 
Y por último, pero no menos importante, recordando aquel proverbio árabe, un día sin una sonrisa es un día perdido. Si no hay alegría en tu familia no la tendrás en ningún lugar. 
Y sí, alegría con tu suegra incluida.   


martes, 9 de octubre de 2012

Todo llega y todo pasa

Perdón, porque me he retrasado unas horas esta semana en publicar mi entrada. La excusa es que tenemos al pequeño Antonio malito, y entre idas y venidas al médico, y coordinación logística del resto del personal, hemos tenido un lunes ajetreado. Y además de resaca. La mujer de la que hablaba en mi anterior post me organizó un fin de semana sorpresa de Aniversario en París con nuestros mejores amigos y padrinos del ahora convaleciente Antonio.
 
Nada menos que seis meses hace que Susana empezó a organizar el plan. Y después, aunque ha sido muy bien aprovechado, todo se va en un suspiro. Todo llega y todo pasa. Es una frase que últimamente recitamos mucho, y que nos ayuda a ver lo bueno y lo malo con cierta perspectiva. Para situarnos en este mundo, es bueno que entendamos nuestros éxitos y fracasos como un camino obligado de vida. Y ése camino, además de temporal, es importantísimo.
 
Nuestra relación con la vida y con las cosas puede llevarse a cabo desde varias perspectivas. Hay personas que devoran la vida, es esa expresión que tanto se oye de voracidad humana. De entrada suena atractivo, lo relacionamos con con una actividad espontánea y eléctrica que nos lleva a tragarnos las cosas y a vivir cientos de aventuras. Pero que conlleva el error de entender que las cosas nos pertenecen, son nuestras y podemos usarlas a nuestro antojo. Y detrás de las cosas van las personas. La clave de todo esto es que, entonces, se pierde la idea de la dignidad de esas cosas y de esas personas, y las situamos por debajo de nosotros. Da igual que queramos un coche u otro, una casa que otra, un empleado que otro, una pareja que otra. Se tratan los objetos y las personas como hechos en serie, para nuestro disfrute y uso momentaneo. No nos preocupamos por ellas, no sabemos lo que les pasa, y no nos importa lo más mínimo si se estropean porque se pueden sustituir por otras semejantes que cumplen el mismo papel. Se convierten en basura.
 
Otra cosa, infinitamente más recomendable, es respetar las cosas y personas con las que nos encontramos y relacionamos. De entrada, aceptamos su dignidad: las humanizamos. Respetamos su modo de ser y para lo que están. Las cuidamos. Y si se deterioran, las reparamos. En la casa de mis padres, y en otras muchas, se intentaba consumir todo el pan y no tirarlo a la basura. Y si se tiraba, era costumbre besarlo. Quizás no sea pecado, pero sí una falta de sensibilidad despilfarrarlo y tirarlo en buen estado, sobre todo con la conciencia de las necesidades del mundo, del cercano y el lejano. El pan tiene su dignidad. El hecho de que ahora se fabrique en cantidades industriales y sea muy barato no se la quita: no debe ir a la basura.
¿Y si cambiamos la palabra pan por personas?.
 
Este fin de semana relámpago me ha recordado lo afortunados que somos, todo lo que tenemos.  Es fácil decir qué poco ha durado, que no he podido ir a buen restaurante, o que, mejor que en el apartamento que nos prestaron, podía haber estado en un buen Hotel. Pero eso me llevaría a una despreciable instaisfacción. Para vivir bien, hay ser decidido y entrenarse en poner límites a los deseos de ganar, de tener más, al capricho de comprar, al afán de apartentar. Hay que proponerse, y conseguir, un estilo de vida más agradecido, más respetuoso, y más sobrio. A fin de cuentas todo es temporal menos la dignidad humana.  
 

miércoles, 3 de octubre de 2012

Una mujer

Hola Susana, me preguntabas por qué no había publicado este lunes ninguna entrada en el blog. Mujer, esta semana tenía que esperar un par de días más, para que coincidiera con el día de hoy, con nuestro Aniversario. Seguro que hay por ahí algún intruso que lee estas breves palabras que te dedico, buscando las otras cosas de las que hablamos habitualmente. Que sepa que hoy esta entrada es sólo para ti.
 
Y lo único que quiero hacer es darte las gracias. Gracias por haberte casado conmigo. La más bella entre las bellas me eligió a mi, un simple ser humano, o mejor dicho un ser humano muy simple, que tiene la suerte de poder contemplar más veces que nadie tu esplendorosa belleza. Gracias por ser una mujer discreta, que no busca destacar cuando entras, que quiere pasar desapercibida, aunque no puedes, entre el tumulto. Gracias por darnos tanto, por ser un volcán de generosidad cada día, de entrega, de sacrificios, de trabajo, que agota cada segundo del día en dar a los demás todo lo que puedes, y un poco más. Gracias por hacer todo lo que esté en tu mano por mi, eres capaz de hacer que el día no comience si aún no he despertado. Le pedirías al sol que reparara en mi ausencia y que me esperase. Gracias por querer a mis padres, por quererlos como padres, y a estas alturas de la vida, enseñarme a buscarlos como amigos, a encontrarlos, y en estos momentos que vivimos, construir con ellos momentos y recuerdos que no olvidaremos. Gracias por ayudarme, por impulsarme, por hacerme creer en mi más de lo que nunca pude creer, por exigirme, dibujar conmigo este camino profesional que estamos recorriendo juntos. Gracias por los hijos que me has dado, por la familia que hemos creado, que se cimenta y descansa en ti, por ser el motor de esta casa. Gracias por tu Fe, tan firme, tan cercana, por hablarle a la Madre como si fuera una madre, por recordarme por lo que existo, y que la Ayuda está cerca. Gracias por inventar cada día nuevas ideas, nuevos proyectos, por ser espontánea e impulsiva, porque cada día contigo es una aventura de la que siempre, siempre, sacamos algo nuevo y bueno. Y sobre todo, y por último aunque no en último lugar, gracias por tu humildad, de la que tanto aprendo, por ser tanto y dar tanto cada día, y sin embargo al final, en el epílogo de la jornada, en la intimidad de nuestra habitación, de nuestro refugio, examinarte, y apenarte, por no haberlo hecho mejor, por no haber sido más cariñosa, por no haber dado un poco más. Cómo voy a conformarme, cómo podría ser soberbio, cómo no voy a exigirme, cómo podría atreverme, si Dios te puso a mi lado para enseñarme el significado de la palabra Amor.
 
Nos queda mucho que aprender, mucho por hacer. La fuerza para ése camino eres tu. Así que ya sabes, cuidate mucho que te necesito. 
 
Qué te parece si compartimos con los intrusos la canción que Ismael nos compuso al conocer nuestra historia, y que durante sólo unos breves minutos nos acordemos de la suerte que tenemos por tener a nuestro lado, tan cerca, nuestros tesoros. Por muchas riquezas que busquemos fuera, todo es vano. En realidad, al final, todo acaba y todo empieza en ti.
 
Te quiero.
 
 
Y para los que no tengan Spotify (ya va siendo hora...) : http://youtu.be/z0NsYiOIJpM

lunes, 24 de septiembre de 2012

El ojo del amo...

Juicios de cualquier tipo sobre el personaje aparte, cuando hace ya algunos años empecé a impartir formación, con asombro y cierta admiración escuché a un alumno que me contaba que José María Ruiz Mateos era un auténtico ejemplo de lo que significa "estar encima" de las cosas. El alumno en cuestión había trabajado con él, y nos narraba que, cada vez que compraba una empresa, se presentaba sin avisar en la misma con un pequeño séquito de ayudantes, y preguntaba al conserje dónde estaba el punto más bajo, subterráneo, del edificio. Una vez allí, buscaba la esquina más lejana, pegaba su espalda a la pared, y comenzaba a caminar, señalando para que se anotase todo lo que necesitaba una reparación: "esa pared tiene que pintarse, esa bombilla está fundida, ..." así poco a poco iba subiendo. Cuando alcanzaba plantas superiores, habitadas por profesionales sorprendidos de la visita inesperada del nuevo dueño, se acercaba a cada despacho, a cada mesa, a preguntar a su ocupante cómo se llamaba y qué hacía en la empresa, y algún dato personal. Con los años, lo que más sorprendía a mi alumno, y desde luego no sólo a él" era que Ruiz Mateos tenía una memoria prodigiosa. Si volvía a cruzarse años después con algunos de estos colaboradores, podía llamarles tranquilamente por su nombre: "Hombre Joaquín, cómo van las cosas por la bodega, y que tal sus dos hijas". De hecho, cuando yo mismo he conocido a profesionales que han trabajado con él, lo normal es que añadieran, "y lo conocí personalmente".  Impresionante. Era un ejemplo inequívoco de lo que se dice Dirección por contacto directo.
 
Una cosa es saber delegar, dirigir traspasando autoridad al colaborador, y dejando que se desarrolle el talento, y otra muy diferente es correr el peligro de abandonar la responsabilidad de saber qué pasa. Y hay muchas formas de enterarse. Como es inevitable que haga un reflejo familiar del mensaje que cada semana trato de transmitir, y como el señor Ruiz Mateos no me toca nada (pero nada de nada), les voy a contar una de esas batallitas que mi querido suegro me cuenta de cuando en cuando, así dejo a los niños tranquilos una semanita.
 
Su cargo era ser algo así como en Pepito Grillo del Director Regional de un banco de referencia al que mejor no le vamos a poner nombre. Y cuando surgía una operación importante, más allá de los procedimientos formales, el Director le decía a mi suegro que hiciera sus averiguaciones. En una ocasión, se iba a poner en marcha una operación inmobiliaria de gran calibre en la costa andaluza, presentada por varios prohombres de la vida pública andaluza, políticos de primerísima fila incluidos. Solicitaban a la entidad bancaria una suma muy importante, y no era cosa de dejar cabos sueltos. Cuando Carlos, que como ya saben así se llama mi suegro, empezó con sus pesquisas, lo primero que descubrió, no sin sorpresa, es que absolutamente nadie del equipo de Riesgos del Banco se había dignado a levantarse de su asiento para ir a visitar el emplazamiento donde se iba a volcar la inversión. Eran seguro menos de 200 kms, pero nadie se molestó en recorrerlos. Sin duda se estaba más confortable en la mesa del despacho. Por tanto, cogió su coche sin dilación y carretera y manta hacia el lugar de los hechos. Una vez allí, paseando por el terreno, se le acercó un individuo que se presentó como el guarda de la finca. Una vez devuelta por parte de Carlos la presentación charlaron paseando, de esto y de aquello, y entre monólogos y conversación, el vigilante le espetó de repente: "Desde luego aquí la quieren montar bien grande, pero no sé cómo se puede hacer eso porque aquí no hay ni una gota de agua..." ¡Tate! Caballero, me marcho a Sevilla. Y Carlos se despidió. Por supuesto la operación ya no se aprobó, y no porque los análisis económicos desarrollados por los sesudos técnicos del banco desaconsejaran su viabilidad. Simplemente porque alguien se molestó en levantarse de su asiento y fue a ver qué pasaba.
 
No te quedes en teorías. No basta con tener una alta cualificación, ni que los que nos dedicamos a esto que los ejecupijos llaman el management te demos fórmulas y herramientas. No hay mejor instrumento que la curiosidad y las ganas de hacer bien tu trabajo. El refranero español, lo que nos cuentan nuestro mayores. Ahí es donde siempre vamos a encontrar el mensaje útil. Por ejemplo ese que dice: "El ojo del amo  engorda el caballo".
 
 

lunes, 17 de septiembre de 2012

Tengo dos orejas y una sola boca para escuchar el doble de lo que hablo

Domingo 16. Hora del almuerzo. Espaguetis carbonara en la mesa, todos los niños sentados. Como es una de las comidas más celebradas en casa, no se oye ni una mosca. Bueno, se oye a Antonio desde debajo de la mesa arrastrando algún cacharro de plástico que le han dado, o que se ha agenciado por ahí.  Buen rollito. Me apetece iniciar una conversación de estas familiares que tanto tratamos de fomentar.
 
Carlos, ¿qué tal te fue el examen de prueba de nivel? ¿Qué examen? El de prueba de nivel del cole. ¡Ah, ese! bien bien. ¿Te han dado la nota? ¿Qué? Que si te han dado la nota ¿De qué? Del examen. ¿De qué examen?...
 
Los que tengáis en casa niños con edad 8-12 años aproximadamente, sabéis que esto que acabo de narrar no es algo extraño en cualquier casa. También sabéis la consecuencia inmediata que tiene. Se acabó el buen rollito que destilaba la secuencia inicial... E insisto en que sé que esto puede pasar en más hogares. Alguna vez me he quejado de la falta de capacidad para oir y escuchar, para atender y entender el mensaje, que tienen los niños, y esta queja la he hecho delante de otros padres, y escucho sin que eso me consuele demasiado que es un mal endémico en estas edades. Que no hay manera, que parece que están en babia...
 
Es probable. Pero hoy he querido hacer un experimento porque tengo la sensación que esto de no saber escuchar no es propiedad de la edad infantil. He repasado el fin de semana completo, comenzando el viernes por la mañana. A primera hora, como Antonio ha estado un poco malito, y había tenido fiebre la noche anterior, me recordó mi mujer que debía meter en la bolsa del peque la medicina, una muda, y más pañales antes de llevarlo a la Guardería. Ok cariño. Ok? a eso de las 11:00 AM llamaban a mi mujer del Centro infantil diciéndole que por favor, si podíamos, les acercáramos la medicina del peque, una muda y pañales. Ay cariño, perdona, se me pasó...
Yo estaba regresando en esos momentos de una reunión de trabajo para hablar de dos proyectos, donde participábamos cinco personas. Puedo afirmar, sin mucho margen de error, que en dicho encuentro hubo una persona que utilizó más del 80% del tiempo que estuvimos juntos. Con lo cual, el resto tuvimos que distribuirnos el restante 20%. En consecuencia, dos ni hablaron.
 
Tras un par de gestiones, al llegar a casa a eso de las 13:00, me encontré en la puerta a mi suegro, un tipo genial (qué voy a decir, esto queda escrito) que ocupó cargos de alta responsabilidad en una entidad bancaria años ha, y que por tanto casi siempre tiene jugosas anécdotas e historias que contar. Como vivimos muy cerca, hace ya tiempo que cursamos la solicitud de rogarle que en horas de oficina no venga a casa salvo, claro está, que necesite algo urgente. Tener el despacho en casa significa que parte de tu jornada laboral la echas en un espacio contiguo a tu casa. Contiguo, pero no integrado. Hola Carlos (sí, se llama como el niño). Hola. Qué haces aquí, ¿ha pasado algo? No, nada, sólo que he pensado una cosa y quería contárterla. Pero... ¿es lo que me contaste ayer más o menos a esta misma hora? No, no, otra cosa. La que me decías antes de ayer? No, no, no, es por algo que he leído hoy en el períodico y que me ha recordado algo que viví en el Banco...
 
Como mi labor profesional concluyó el viernes a eso de las 13:05, y Susana tampoco tenía nada previsto para la tarde, decidimos empezar la el fin de semana esa misma tarde. Y acercar a los niños al nuevo y flamante parque que han abierto en mi pueblo. Vivimos a diez kms. de Sevilla, pero puedo aseguraros que Valencina es un pueblo. A las 18:15 llegamos al parque. A las 18:45 le rogaba a mi mujer que me permitiera largarme. Tenía dolor de cabeza. Seguramente estaba provocado porque durante esa media hora ocho madres/padres hablaban sin parar de la primera semana de clase, de la constitución de la nueva AMPA, de comida, de deporte, de política, de salud, de enfermedades, ... incluso creo que se habló de sexo, pero yo en ese momento ya no estaba para nada porque tenía jaqueca. Creo que puedo afirmar sin temor a equivocarme que nadie estuvo callado más de diez segundos seguidos... Mi mujer tampoco porque es, cómo diría, tremendamente participativa. Yo, que no me manejo demasiado bien en esos ambientes, acabé con los mareos ya referidos.
 
Vaya con el experimento, sólo es viernes por la tarde, y cómo vamos. No va a resultar difícil sacar la hipótesis que ya se imaginan. Basten un par de ejemplos más.
 
Uno. Con las noches que hemos pasado días atrás con el pequeño, hicimos la solicitud familiar de poder descansar un buen rato, tras el almuerzo del sábado. Conseguimos organizar a la prole y quedarnos solos unas horas, necesarias para recuperar fuerzas. Cuatro de la tarde. Sin nadie más que nosotros dos, hora ideal para ir a disfrutar del maravilloso invento español de la siesta.
16:10. Suena el teléfono. Mi suegra. Hola Javier. Hola Pepa. No se si estarás descansando. Cuando ¿ahora? ahora no, ahora estoy hablando contigo, pero hace un par de minutos... Vale, bueno, sólo en una cosita., pregúntale a tu mujer, que es mi hija, si la crema esa de la caja naranja que me dejó la sigo teniendo yo. Pero ¿la has buscado?. Sí, pero mejor pregúntale. Susana ¿duermes?. Será una broma, ¿cómo voy a dormir? dile a mi madre que no me la devolvió y que no llame más. Pepa, que no, que la sigues teniendo tu. Ah, vale hijo, ¡descansa! un besito!
Ya no volví a coger el sueño.
 
Dos. Éste está aconteciendo mientras les escribo. Chicos, voy a encerrarme un rato en el despacho ahora que tengo un poco de tiempo para escribir una cosa. Salvo hecatombe, no me molestéis. Al comienzo de los párrafos dos, tres y cinco de este texto que están todos ustedes a punto de terminar de leer, han llemado tres personas a la puerta de mi despacho. La primera, Carlos, para pregunatrte que qué hace ahora. La segunda, Susana, para pedirme que le preparara un Cola-Cao. La tercera, Claudia, para preguntarme si "hay Dora en tele". Tres asuntos urgentísimos, qué duda cabe.
 
Y todo en poco más de 48 horas. Y creánme, hay más. Y en realidad, no somos ni diferentes, ni únicos, ni raros. Esto pasa a diario en cualquier trabajo, en los hogares, y en las reuniones sociales. No estamos nada entrenados en la escucha. No nos exigimos ni nos exigen lo suficente saber escuchar. Si en las Organizaciones hay problemas, en un gran porcentaje son problemas de Comunicación, y de ellos, también un porcentaje altísimo son problemas derivados de no saber escuchar. Te invito a que hagas el experimento. Y a ser posible, que todos lo hagamos examinándonos a nosotros, midiendo si hemos sido buenos escuchadores, o mediocres parlanchines. Seguro que el resultado nos hace pensar, ¿oíste?    
         

lunes, 10 de septiembre de 2012

Feliz Año Nuevo!

Feliz Año Nuevo a todos!
 
No soy el único, seguro que hay otros que piensan como yo, siempre he considerado que el año empieza el 1 de septiembre, y no el 1 de enero. Tras dos meses en los que la vida inevitablemente se ralentiza, comienza un nuevo curso, nuevos propósitos, nuevos caminos que estamos dispuestos a recorrer tras haberlos mascullado y diseñado durante el verano y los días de vacaciones.
 
Yo mismo, con mi nuevo descubrimiento musical de fondo, Eva Cassidy, una delicia de voz, estoy intentando poner en marcha todo lo que me he propuesto. Por cierto Eva Cassidy es el nuevo descubrimiento y también un tesoro limitado, porque la pobre se murió en el año 1996 con sólo 33 años, de un cáncer de piel que no pudo superar. Es curioso que uno haga propósitos para el futuro, y acabe de descubrir que mucho antes de lo previsto la vida se puede apagar, como le pasó a esta mujer.
 
Ayer mismo, víspera del primer día de cole, repasábamos con los niños los propósitos para este nuevo año. Los han pensado, comentado, y escrito durante los días de veraneo:
 
Carlos, como siempre, intentando no comprometerse demasiado, es un tipo prudente y sabe medir los compromisos. Sin embargo, ha sido al que más se le ha revisado y, sientiéndolo mucho, exigido. Puede dar mucho y para crecer hay que echar agua, no vale esconder los talentos para que no se pierdan.
 
Susanita, también como siempre, ha desbordado las posibles metas. Con cinco años lo tiene claro, dice, va a prepararse ya para ser médico. "Médico y madre, con veintisiete hijos" (sic), para más señas. Jolín con la niña. Aquí lo contrario. Vamos a empezar con un poco de lectura al día y dejar las disecciones para un poco más adelante ¿te parece?.    
 
El resto también hemos expuesto las nuestras. A Antonio no se le entendía nada, claro, con 8 meses es normal. Yo creo que decía andar prontito y dejar de dar por saco por las noches. Aunque no sé si decía eso realmente o más bien me engañaban mis anhelos. Claudia sí que ha dicho algo, exactamente ha declarado que "popósito? vale, calladito, el nene a come ya. pssst. dormidito".  Por ella de momento decidiremos nosotros, y uno de ellos va a ser que coma con los mayores desde que nos sentemos en la mesa y hasta que nos levantemos, no antes, y además que se coma todo. Por cierto, burla burlando, en estos pocos días lo vamos consiguiendo. Y los mayores por supuesto también nos hemos puesto los nuestros. Susana más personales, más de mejorar y crecer en su interior, e incluyendo su compromiso con el AMPA del Colegio, las profesionales, además de otras más de ordinaria administración en casa . Y yo creo que he apuntado demasiado a la luna. Pero en fin, una vez me dijeron que era la meor forma de llegar a la cima de la montaña. He incluído concluir con las entrevistas previas a la redacción del libro de management y terminar éste antes de diciembre de 2013, avanzar también en la novela, pasar de dos a cuatro carreras de fondo (atletismo del bueno), crear dos nuevos productos de formación, dos conferencias  (una ya en marcha),  un objetivo de facturación anual dividido por meses, y algunos de carácter personal.
 
El caso es que, en la puesta en común, hablando, recordamos las palabras del gran Carlos Andreu: Ojo, las metas altas, pero sin olvidar que la felicidad está en el mientras, no en el cuando. Si nos pasamos la vida esperando el Walhalla cuando consigamos hacer esto y lo otro, nos vamos a pasar esperando toda la vida. Así que más vale disfrutar cada día de en el camino, en el paso a paso. Reconociendo el esfuerzo y premiándolo. Y no confundiendo exigencia con rigidez intransigente.
 
Nosotros ya nos hemos puesto los objetivos, ¿te los has puesto tú? Anímate, acaba de empezar el año y es un buen momento. Apunta alto, pero no sufras, las metas se consiguen poco a poco. Como decía mi abuela, "las puntaitas bien das y sin enmienda". Y disfruta el viaje, se hace camino al andar. Comienza la conquista de tu vida, disfruta y reconócete los éxitos. Y recuerda que los demás ayudan a conseguirlo, también emocionalmente.
 
Además, mira lo que le pasó a Eva Cassidy, si se hubiera pasado los años esperando a escribir las mejores canciones y no grabar hasta tener el disco perfecto, nos habríamos perdido su maravillosa voz en las decenas de versiones que hizo. 
Gracias por caminar cada día Eva, por tu rastro. Voy a compartir en el enlace de más abajo con mis lectores tu voz. Aquí estás, entre nosotros, por lo que hiciste, no por lo que ibas a hacer.
 

viernes, 20 de julio de 2012

Propuestas de lecturas y películas para el verano

Esta vez me salgo un poco de la línea argumental. Ni los siete meses que cumple hoy Antonio, ni la jornada interminable ayer, y eso que lo pasamos bien, en Isla Mágica, ni que tengo a Carlos malito todo el día, y a medio metro permanentemente, me van a hacer cambiar mi idea de ser un poco original en verano. Al cambio de secuencia en las entradas de este blog hoy le uno contarles otra cosa.

Como el verano suele ser período donde a veces uno encuentra más minutos libres para hacer otras cosas, más allá de las habituales obligaciones diarias, qué mejor momento para volver a abrir un libro, escuchar algo de música, ir al teatro, a una exposición, o ver una buena película.





Por si te sirve de algo, te voy a contar las lecturas en las que ando inmerso en estos días, las pelis que he visto o voy aspiro a ver, y alguna que otra propuesta que te pueda ayudar a no pensar en rescates ni primas de riesgo, y que por el contrario te recuerden que los seres humanos tenemos una parte emocional a la que hay que acudir más a menudo, para disfrutar de nuestra esencia y seguir "en construcción".

A modo de reseñas, y aliñadas con más recomendaciones de buenos amigos (Arturo Iglesias y Carlos Andreu), ahí van mis propuestas:

CINE-DVD (2011-2012):

- Los idus de Marzo: USA. Dirigida por George Clooney y protagonizada por Ryan Gosling, Philip Seymour Hoffman, George Clooney, Paul Giamatti y Marisa Tomei.
Actores portentosos en un excelente drama político. Encima de la mesa se plantean decisiones partiendo de la ambición, la ética, la fidelidad, el éxito, ...


- Elefante blanco: Película dirigida por Pablo Trapero y protagonizada por Ricardo Darín, Jérémie Rénier y Martina Gusman.Intensidad en un drama argentino protagonizado por unos sacerdotes que trabajan en un barrio marginal de Buenos Aires. No es una película redonda, pero evita los tópicos simplistas, nos ayudan a conocer otras realidades, y el significado del compromiso personal.


- El viaje del Director de Recursos Humanos: Película Israelí-alemana-francesa-rumana. Dirigida por Eran Riklis y protagonizada por Mark Ivanir, Reymond Amsalem, Gila Almagor, Rosina Kambus y Guri Alfi.

Una empleada extranjera de una empresa de Jerusalem muere en un atentado, pero nadie la echa en falta en la empresa hasta que lo descubre la prensa. La empresa encarga al Director de RRHH que se haga cargo del asunto. Tragicomedia sobre la importancia de la empatía, sobre todo ante el dolor ajeno.


- Un cuento chino: Otra vez Darín, se nota que me gusta, en una película argentina dirigida por Sebastián Borensztein; con Ricardo Darín, Huang Sheng Huang, Muriel Santa Ana y Iván Romanelli. Un ferretero huraño y metódico ve como su vida cambia por completo cuando se topa con un chino queacaba de aterrizar en Buenos Aires y no habla una palabra de español. Tolerancia tolerancia, y Darín Darín. Tiene momentos muy buenos aunque es un poco más floja que las anteriores.


- Midnight in Paris: Woody Allen. Con Owen Wilson, Marion Cotillard, Rachel McAdams, Corey Stoll, Kurt Fuller y Mimi Kennedy.
Este es que siempre tiene que estar cuando yo hablo de cine. Deliciosa comedia, de lo mejorcito que ha hecho últimamente Allen, aunque por supuesto sin llegar a la maravillosa Match Point, con un guión ingenioso y un humor muy logrado. Podríamos decir que un W. Allen que gustará incluso a los que no suele gustar. Hasta ha conseguido que Owen Wilson parezca buen actor...

- La invención de Hugo: Una película para toda la familia dirigida, qué curioso, por Martin Scorsese, y protagonizada por Asa Butterfield, Chloë Grace Moretz, Ben Kingsley, Sacha Baron Cohen y Jude Law. Una película redonda en cuanto a trabajo de los actores, guión (muy fiel a la obra literaria), banda sonora, fotografía, ..., y por supuesto, fantasía pura.


- Moneyball: Dirigida por Bennett Miller y protagonizada por Brad Pitt, Jonah Hill, Philip Seymour Hoffman, y Robin Wright Penn. Parece una película típica americana que habla del deporte más popular en EEUU, el beisbol, y nada de eso. Trata de la confianza, el trabajo duro, la pasión, el éxito y el fracaso. Tiene un reparto espectacular un una Dirección magnífica.


- El último regalo: Dirigida por Michael O. Sajbel y protagonizada por Drew Fuller, James Garner, Abigail Breslin, Brian Dennehy, Ali Hillis y Bill Cobbs. Otra película para ver con los hijos, sobre todo los más mayorcitos. El protagonista es un joven con alto poder económico, que vive la vida a todo lujo y sin trabajar. Tras el fallecimiento de su abuelo, con el que no se llevaba bien, va a la lectura del testamento sin esperar que éste le haya dejado nada. Sin embargo, recibe una caja con pruebas para recibir su regalo. En el transcurso de las pruebas, empieza a comprender donde reside la auténtica riqueza.



LIBROS

Aquí van cinco grandes títulos, de imprescindible lectura:

- El hombre en busca de Sentido. Victor Frankl

- La Auténtica Felicidad. Martin Seligman

- Fluir – Flow. Czitsensmihaily

- Martes con mi viejo profesor. M. Albom

- Del ataúd a la cometa. Carlos Andreu


Y ahora que nos ha dejado recientemente (falleció el pasado lunes 16 de este mes), por qué no recuperar el libro más vendido en el Management americano: “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”, de Stephen  Covey.

Quizás también sea un buen momento para empezar a descubrir, los que aún no lo habéis hecho, a Paul Auster. Ahora, además, Booket está sacando su obra en bolsillo a precio muy asequible. Por citar tres: "el libro de las ilusiones", una obra maestra. Imperdonable no leerse también "la noche del oráculo" o la excelente "brooklin follies". Todas extraordinarias.

También, si no la has leído ya, merece la pena la trilogía de Ruiz Zafón “La sombra del viento”, “El juego del ángel”, y la más reciente, “El prisionero del cielo”. Da gusto leer un autor contemporáneo que sabe escribir bien, sin histrionismos, zalamerías ni excesos. Una lectura perfecta para el verano.   

Me encantaría también entrar en otras artes, pero no quiero cansarte. Por supuesto ya deberías haber escuchado el último disco de Ismael Serrano “Todo empieza y todo acaba en ti”, haber ido a ver “La sonrisa etrusca” al teatro, o visitar la exposición de Hopper en el Thyssen. Julio y agosto pueden ser meses que se hagan demasiado largos y rutinarios. Aprovéchalos para descansar y para estar más con la familia, pero también para enriquecerte. Quizás alguna de las recomendaciones anteriores te aporten algún grano de arena en el disfrute de los sentidos y algo así como rascar el alma. Espero que sí. Ya me contarás.

lunes, 25 de junio de 2012

Una cena romántica

De manera aboslutamente necesaria, hay momentos que deben ser para la pareja. Para pararse a pensar, a hablar y mirarse un poco más. Son momentos para el debate, la puesta en común, y por supuesto para volver a echar un poco de miel a la luna.

Sobre todo desde que nació Antonio el pasado mes de diciembre, estos momentos, a qué negarlo, escasean. No es que no los tengamos, es que tenemos que diseñar estrategias de aislamiento sometidas a imponderables imprevistos que ni el célebre matemático John Forbes Nash sería capaz de prever a pesar de su mente maravillosa. Estas mismas siete líneas de redacción se han visto interrumpidas en su desarrollo cinco veces, cinco, aunque parezca increíble. Y eso que sólo tengo a los mayores en casa (gracias Colegio por finalizar las clases), que está prohibido entrar en el despacho, y que les he entregado una tarjeta a cada uno. "El que quiera, mejor dicho, necesite algo, tiene que entrar en silencio, dejar la tarjeta en la mesa, y ya sé yo que tiene que decirme algo, pero se hará cuando termine en lo que esté trabajando". Pues nada chicos, en lo que va de mañana, estoy ya saciado de tarjetas. Creo que, sumando las de los dos, las he visto ya más de veinte veces. Y son las 11:15.

Como les iba diciendo, los momentos de soledad buscada con la pareja no suelen ser muy habituales en esta casa. Como dice una vecina mía, cuando no es caca es pipí, y cuando no es pipí es caca. Por eso, una vez desechada la idea del somnífero en la sopa de los niños, lo que intentamos conseguir es ser muy estrictos en los horarios, para que a eso de las 21:30 estén todos en brazos de morfeo. Y si lo hemos conseguido, ahí sí, ahí la noche es nuestra. Reto conseguido, botella de vino o cervecita, y a disfrutar un poco.

Lo malo es que últimamente no hay manera de que a las 21:30 estén roncando. Bien porque el pequeño anda revuelto, porque Claudia no se duerme (no se qué le damos de cenar pero le entra una vitalidad desesperante), o porque Susanita quiere un cuento, o porque Carlos te intenta líar para que le compres no se qué si saca no se qué sobresaliente. Y si son las 22:00 y parece que duermen, avisa el teléfono porque llama mi cuñada, mi suegra, o también mi padre, que no todo va a ser meterse con la familia política.

Acabadas las conversaciones y las urgencia laborales, que alguna de vez en cuando hay, el que te vence a partir de cierta hora es el cansancio, y en estas últimas fechas ha habido un poco de todo lo anterior. Así que, en voz alta, en estos días nos hemos quejado alguna que otra vez en casa de no poder disfrutar de algo de tiempo juntos. Y solos.

Parece que de vez en cuando algo queda, y el otro día, los niños tomaron nota de nuestras plegarias. Carlos, capitán del navío, tomó mando en plaza y habló con sus hermanas. "Hay que hacer algo". Así que nos mandó arriba (donde están los dormitorios), y nos dijo que acostáramos al peque, y que después nos diéramos una ducha o algo así, que nos iban a dar una sorpresa. Y por supuesto, que todo lo iban a resolver ellos, así que chitón hasta que nos avisaran.

Bueno, chitón hasta que, un par de minutos después, el propio Carlos no pidiera de un grito, y despertando por tanto a Antonio, al que habíamos por fin conseguido dormir, que le indicáramos dónde estaban las cerillas y las velas esas pequeñitas. Una vez explicada su ubicación exacta, volvamos a dormir al niño. No, espera un poco, porque ahora Carlos y Susana están discutiendo a ver quién enciende las velas, y de aquí al grito o a la mediación hay un paso. "Chicos, la mitad cada uno vale? vengaaa". Vale, parece que se pone de acuerdo. ¡¡¡¡Ay!!!!! Vaya, Susana que se ha quemado el dedo encendiendo la vela. Oye, yo veo a Antonio bastante espabilado no? claro, con tanto trasiego...

En fin, parece que las velas están encendidas y que el murmullo se ha trasladado a la cocina. Cariño, esto me huele a preparaciónde cenita romántica. Qué ilusión, por fin de la siembra va brotando algo.

¡¡¡Ay!!! vaya otra vez se ha quemado Susanita, la pobre no gana para sustos. ¡Crashhh!!!!!!!!!! ¡¡¿Qué ha sido eso?!!" "Nada mamá, un plato que se ha roto, pero de los pequeños!, no os preocupéis!!". Definitivamente, lo de "de los pequeños" es lo que me ha tranquilizado. Venga, vamos a respirar hondo y dejar que acaben la faena. Lo importante es la intención...

Duchados y empezando a dudar si la tardanza era porque estos se han visto los videos que tenemos de El Bulli y se han  hecho unos expertos cocinillas, por fin oímos cómo se abre la puerta de la cocina. Una vez retocados los detalles, nos llaman, podemos bajar.

Sobre la mesa, dos botellines de cerveza, un plato de los pequeños, y un sandwich con mantquilla y chopped de pavo. Y una rodaja de chorizo Revilla de los bocatas del cole al lado del bocadillo. Verídico. Ni omito ni aporto nada. Impresionante. esto sí que es una cena romática. Y lo mejor: tres niños con sonrisas relucientes y con tres paños a modo de servilleta sobre el antebrazo. Bueno, el de Claudia sobre la cabeza, es que se ha cansado de tenerlo sobre el antebrazo. Solemnemente, Carlos nos dice, "bienvenidos a su cena romántica, pueden pedir lo que quieran, aunque de mentira porque no hay nada". 

Ah! se me olvidaba. En ese instante, vete tú a saber por qué, Carlos da un salto y dice que se acaba de acordar de una cosa que nos encanta. Y acude a la videoteca para traer un dvd que yo ni sabía que existía de unos monólgos de El Club de la Comedia más o menos del año 2008. Lo activa en el reproductor, enciende el TV y dice: "Ahora sí que no falta nada".

Pues no, la verdad es que no faltó nada. De hecho, Susana y Claudia estaban tan entusiasmadas con la "fiesta" ¿fiesta?, pero ¿no era una cena romántica?. "No mamá, después de comer hay que bailar", así que no pudimos dormirlas hasta las 23:00. 

Amor, noches como esta son las que consolidan un matrimonio.

No hay nada como una noche romántica, y no hay nada como buscarse huecos para pararse un poco a pensar, a hablar y mirarse un poco más.

Y no sólo para el cultivo del amor. Tuve un Jefe que de repente, prácticamente cada día, desaparecía durante media hora. Se encerraba en el despacho, cerraba con pestillo, y no contestaba a las llamadas. Al principio no sabíamos si estaba, con el tiempo ya dedujimos que era su momento de reflexión para preparar una reunión o una estrategia. Era impresionante cómo se notaba ese tiempo dedicado a pensar. Buscad esos momentos, buscad el rato de reflexión y estudio. Media hora al día parece poco, pero da un fruto espléndido. Son minutos esenciales también para encontrarse con uno mismo y conocerse un poco mejor. ¿Cuando fue la última vez que te paraste a pensar en tí, y en como ser y hacer las cosas un poco mejor?

Por cierto, aprovecho este último párrafo, para anunciarles que, como comienzo de la época estival, reduzco las entradas a una en el mes de julio, y otra en el mes de agosto. En septiembre volveremos al compromiso de los lunes.

Un abrazo.

lunes, 18 de junio de 2012

El elixir de la eterna juventud

Por alguna foto que he colgado en las redes sociales, ya sabéis que he estado este fin de semana en La Herradura (Granada), en un Hotel de cuyo nombre prefiero no acordarme, porque no nos facilitaron precisamente las cosas, coordinando y haciendo de maestro de ceremonias de un Outdoor para casi 200 almas de una ONG andaluza. Casi 200 almas que fueron llegando el viernes por la tarde y se marcharon el domingo a las 15:00, momento en que clausuramos. Entre ellos, unos 40 eran personas con discapacidad física o intelectual. Personas de las que he aprendido mucho, pero no sabéis cuánto, este fin de semana.

Cuando le cuentas a alguien que te vas un fin de semana a un Hotel a la costa, con todo incluído, para montar un Outdoor con jóvenes de una ONG, lo primero que oyes son expresiones del tipo ¡qué chulo! ¡qué guay! Bueno lo de guay ya te lo dice gente que pasa de los 40, casi como yo. Claro, es fácil pensar que te vas a un Hotel a hacer dinámicas, con todo incluido, con piscina, la playita cerca, ... suena bien verdad?...

Pues no!! Si eres uno de los participantes, a disfrutar y a aprender. Pero amigos, para que estas cosas salgan bien, alguien tiene que diseñarlo, llegar, ver que el espacio que te habían prometido es menor, rediseñar, pedir que te dejen usar otras zonas del hotel, escuchar que te dicen que no, re-rediseñar, comprobar que el Hotel no está "a pie de playa" sino a un par de kilómteros, re-re-rediseñar,  montarlo, comprobar que el micrófono no funciona y dejarte la voz, preocuparte por dos cafres que en las dinámicas casi se dejan el hocic... que diga la boca, y un largo etc. de circunstancias que implican varios re-re-re-diseño más, hacen que sea un fin de semana, sobre todo, agotador. Desde que llegas hasta que terminas de cargar el enorme coche (Grandvoyager) del material que se ha usado, pierdes unos tres kilos y varias horas de sueño.   

Pero como uno se va haciendo mayor y va siendo ya perro viejo, y para algo da clases también de negociación por intereses, desde el principio tuve una idea fija.

La historia empezó el jueves por la mañana, momento en que mi amigo y varias veces nombrado ya por aquí Arturo me llama y me dice que le habían pedido organizar esta movida, pero que por diversas circunstancias no puede hacerlo, así que qué tal si yo me hago cargo de desempeñar el que iba a ser su papel. O sea que es jueves, y tengo que decidirme rápido porque en menos de 24 horas hay que salir. Vaya vaya... hago mis cálculos, y pienso en aquello del ataúd, la cometa, y mi cuenta en el banco. El jueves por la tarde tenemos una reunión con el que nos solicita la colaboración. No lo conocía de nada, ahora puedo afirmar que es un tipo muy recomendable. Cuando nos sentamos y me cuenta la historia, le pido dos cosas, unos honorarios concretos, y una segunda petición importante: que me deje llevarme a mi mujer y a los dos pequeños. Incluyo a Susana como monitora de alguna de las actividades si hace falta, sin coste adicional.

Sonó raro, me puso cara rara, pero también le dije que me resultaba complicado aceptar con tan poco margen y dejar sola a Susana con los niños. "Si lo cerramos, no te vas a arrepentir". Órdago a la grande. Además, sabía por Arturo que ya contabamos con un crack de las dinámicas y el Outdoor para los re-re-re-re-diseños, mi amigo Alejandro, que también venía.

Así que, como el margen de tiempo era tan escaso, como podéis imaginar, el viernes por la mañana, una vez organizado todo lo que se quedaba aquí, dentro de mi coche, camino de Granada, se podía ver a Susana, un niño de cinco meses, otra de dos años, otro de 32 (Alejandro), el que les escribe, 20 aletas de buceo, cinco troncos de madera, dos juegos de puzzles, infinidad de cuerdas, pinturas, unos tablones, sacos, cartulinas, meteoritos, globos, tres bocadillos, biberones, equipaje, un carrito de bebé, material audiovisual, un "levanta" para una niña de dos años, un DVD de Dora la Exploradora, y metrial didáctico fungible.

Impresionante. Dudo mucho que vuelva a ver en mi coche todo eso junto.

La verdad es que el fin de semana fue apasionante, el aprendizaje mutuo permanente, especialmente de las personas con discapacidad (tres carcacterísticas: superación continua, personas sin prejuicios, disposición permanente a la cooperación), la energía permanente, y un largo etcétera.

Al principio, chocó que aparecirera con la prole. En mis primeros cinco minutos de intervención expliqué entre otras cosas, la importancia de conciliar trabajo-familia, "y como muestra un botón". El planteamiento gustó a la institución y a los asistentes.

De hecho, sólo vi a mi familia en el desayuno-almuerzo-cena y en el momento de ir a intentar dormir. Pero amigos, ése es el elixir de la eterna juventud. Yo ya lo sabía, por eso acepté, por eso insistí. Esos momento me daban una fuerza, un descanso mental, y una motivación espectacular. Por cierto, como en el comedor coincidíamos todos, pronto los peques se convirtieron en foco de atracción general. Fotos, besos, piropos, ... y muchas frases del estilo "anda que no me acuerdo yo de mi niño/niña". Pues eso es bueno, que te acuerdes siempre mucho, les contestaba yo.

Lucha por lo importante, prioriza lo imprescindible.

Fin de semana espectacular. Fue un éxito de crítica y público. Mucha diversión, Mucha reflexión, y mucho mensaje. Dicen que se me veía hipermotivado e implicado.
Pues claro, ya sabía quien me esperaba a cenar.

Hoy estoy casi sin voz y bastante cansado. Pero con la satisfacción del deber cumplido. Feliz. Con un pequeño paso más caminado.     

lunes, 11 de junio de 2012

Justin Bieber Vs. Rafa Nadal... ¿Quién gana?

De entrada, la respuesta al duelo que plantea el título de esta entrada parece fácil: Depende. Si hablamos de una competición de baile, el rubito canadiense tiene todas las papeletas. Si se trata de cruzar raquetas, amigo, ... Pero no. No se trata de eso. Sería muy simple ¿no? aquí hablamos de otra cosa.

Ayer a las 15:00 el gran Rafa Nadal comenzaba, como todos sabéis, la disputa de su séptima final de Roland Garros, después de ganar las seis anteriores, y donde aspiraba a superar al mítico Bjorn Borg, que también ganó seis finales en París. El no va más. Para darle mayor nivel al partido, se enfrentaba al rival que peor nos cae a la mayoría, Novak Djokovic. Buenísimo, pero menos agradable que el otro gran rival de Rafa, Roger Federer. El partido runía todas las condiciones para disfrutar en familia, por fin, de algo que echaran por la tele.

Ahí estábamos todos. Bueno, casi,. Las dos Susanas, madre e hija, preferían estar en el jardín con sus historias, refrescándose un poco, dándose baños de sol, y hablando de sus cosas. Por lo menos de vez en cuando preguntaban "¡¿cómo va?!" A Antonio, con cinco meses,  tampoco le vamos a pedir demasiado, se quedó frito mientras calentaban los dos jugadores antes de empezar el match. Hala, a la cama, uno menos. Claudia se sentó a mi lado, dijo gooooool unas cinco veces, un gol por cada golpe de raqueta de cada tenista, así que mejor que explicarle, le saqué un heladito de postre, unos lápices, papel, y hala, a echar el ratito.

Pero bueno, nada podrá con nuestra moral Carlos, vamos a sentarnos los dos machotes a ver el partido y a disfrutar de estos titanes. Verás Carlos, te voy a contar quien era Emilio Sánchez Vicario y cómo ha evolucionado el tenis desde entocnes... ¿Carlos? ¿dónde está Carlos? Pero si me ha pedido que saque la coca-cola, las pipas barbacoa y la bandera de España. ¿Donde se ha metido este chico? ¡Que ya empiezan! 1-0, 2-0, 3-0, ... Guau!! ¡Cómo empieza esto! Nos merendamos al serbio! ¡Carlos corre, que estp va que chuta! "¡¿Cómo van!?" Preguntan desde el jardín. "Genial, 3-0!!". "Bieeennnnn!!!" Carlos no está con ellas, pero no me contesta. Mejor subo a su cuarto en el próximo descanso a ver qué hace este muchacho. Ay que remonta Djokovic. Mejor espero a que termine este set y lo busco. ¡6-4! Bien! 

Doy el parte a las chicas, y subo a buscar a Carlos, sin gritar no vayamos a despertar al peque, que además ha pasado mala noche.

Y entonces es cuando se queda uno de piedra. La escena es la siguiente. Carlos está de pie, con los brazos adoptando una pose de baile que no sabría describir correctamente, y menos imitarla. Está un poco inlcinado a la derecha, los brazos extendidos, y de repente le corre una especie de descarga eléctrica hormigueante que se inicia en el índice de la mano derecha, y va recorriendo su cuerpo hasta llegar exactamente al dedo índice de su mano izquierda. Sobre las orejas, asuentes a mi vista, descansa unos enormes cascos publicitarios de Heineken, que están conectados al portátil (cacharro, según palabras del Director de su Colegio) que le entregaron en la Escuela hace un par de meses. Y en la pantalla, y esto es lo grave, Justin Bieber, ídolo de quinceañeros y quinceañeras, adoptando exactamente la misma postura, sólo que con un tumulto de voces y vitoreos detrás, pronunciados por una ingente masa de niñas alocadas y de expresión desencajada. Ay Dios, Carlos "¿Qué haces?". 

No me oye, los cascos. Toc toc. "Carlos, ¿qué haces" "Ay, ¡hola! No, que estaba grabando, como hemos quedado, unas cuantas canciones para regalárselas a Adriana, que luego voy a su cumple".

Nota: es cierto, hablamos de no comprar tantos regalitos de cumpleaños a todos los niños que le invitan, y sustituirlo por regalos más imaginativos, más personales y menos costosos. Y en este caso, nos propuso regalarle un CD a su amiga Adriana.

"Vale Carlos, veo que además de grabar, te has emocionado un poco con el pelos este, pero es que está jugando Nadal y va ganando 6-4!! ¡Vamos que el partido sigue!!Termina luego!!". Vale vale, me responde, ahora bajo, termino esta grabación y voy. Ok, yo bajo y este que venga detrás.

Y Nadal a lo suyo, el segundo set como la seda, con un breve parón por la lluvia, y el tío ahí dándo raquetazos.... 6-3!! Qué crack! qué partidazo estamos viendo... ¿estamos? Si supiérais la cantidad de veces que agradecería en casa unos minutos de soledad... pero ahora no!! Nada, ni un alma, este no baja, y el resto todos fuera. Antonio ya se ha despertado, y está muerto de risa viendo como sus hermanas le dan manguerazos de agua a su madre.

Y Carlos a lo suyo, incluso le oigo canturrear. "Oh mababy baby, oh mababy baby..." que luego, cuando sus nietos le pregunten si él vio a Nadal jugar en sus tiempos, no diga que sí, que me revuelvo en la tumba y les contesto yo.

No lo entiendo, pero tiene diez años y yo treinta más. Hay cosas que me gustaría que fueran de otra forma, pero son como son, y no es necesariamente malo que así sea. Es más, a lo mejor yo a su edad estaba haciendo exactamente lo mismo en la habitación con un cassette de "Un pingüino en mi ascensor", que es más grave... Nooooo, la verdad es que sería más bien con uno de Dire Straits, era por decir una gracieta. Un pingüino en mi ascensor jamás vendió un solo cassette...

Volviendo a una de las moralejas a extraer, no es malo que Carlos no viera las cosas como yo. Él está ahora marcando su camino y cubriendo sus etapas. Y si quiero entenderme con él, mejor me quito mis zapatos y me coloco los suyos, para aceptarle, entenderle y compenetrarme con él. La empatía es el mejor arma del Responsable de personas. Nos ayuda definitivamente al ganar-ganar,a ganar más entre todos. Carlos, vamos a hacer una cosa, ven conmigo a ver lo que queda de partido, y después te ayudo a grabar el CD y decorar la carátula, vale? "¡¡Vale!!". Y por cierto, si queda espacio, le grabamos a Adriana una de mi época, de uno que se llamaba "Un pingüino en mi ascensor".

¡Vamos!